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El hombre que nadie cuestiona

José Luis Pego se perfila como el primer ejecutivo de la caja cuando la fusión salga adelante - Culto, trabajador, siempre ha estado a la sombra de Gayoso

Su primer trabajo le duró 15 días. Era el año 1979, acababa de terminar Económicas en Santiago con sobresaliente y lo habían contratado en el colegio Universitario de Vigo como profesor. En dos semanas tuvo que dejar la escuela, propiedad de la antigua Caja de Ahorros de Vigo, para incorporarse al servicio militar, donde llegó a ser teniente de Intendencia de la Marina.

Treinta años después, José Luis Pego (Ferrol, 1957), heredero del veterano Julio Fernández Gayoso al frente de Caixanova, se perfila como el hombre fuerte de la entidad fusionada, si algún día llega a nacer. Nadie, ni siquiera en plena guerra por el poder, lo cuestiona. El Banco de España lo apoya, Caixa Galicia lo acepta y cuenta con el respaldo de Feijóo como futuro director de la caja única.

Es serio, reservado, con opiniones que siempre son las justas Llama al presidente "Don Julio", y busca su aprobación para cualquier tema
Llama al presidente "Don Julio", y busca su aprobación para cualquier tema
Nadie, incluso en plena guerra de poder, cuestiona su liderazgo
Los críticos lo tachan de "recadero" de Fernández Gayoso
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No se le conocen enemigos y hasta los más críticos le atribuyen buenas cualidades. Culto, amable, cercano, sigue jugando la pachanga al baloncesto con su grupo de siempre. Muy trabajador, aunque cree que el fin de semana es sagrado, se levanta a las siete y media de la mañana para repasar tareas pendientes, comprar los periódicos y el desayuno. "Mi familia ni lo nota", dice.

Conoce al dedillo el negocio bancario: lleva un cuarto de siglo en nómina de la caja viguesa. Primero en planificación y estudios, luego en márketing y comunicación. También se ha dedicado a la docencia. Fue profesor ayudante de Teoría Económica en la Universidade de Santiago, de Microeconomía en Vigo y es tutor en excedencia de la UNED, donde ejerció hasta 2003.

Sabe cómo se las gasta su presidente en un proceso como el actual: lo aprendió cuando Fernández Gayoso se salió con la suya anulando hábilmente a Luis Carrera, procedente de Caixa Ourense, al que había prometido la dirección en la triple fusión de las entidades del sur.

Pego escaló sin hacer ruido, de jefe de departamento a director de área, y así hasta la dirección general, que le llegó como un regalo en 2006. Otros querían su puesto, pero ya se había convertido en la mano derecha de Don Julio (así lo sigue llamando), siempre un paso por detrás de él, buscando su aprobación para todo lo importante. Sus estilos son bien distintos. Pego carece del barniz de soberbia que cubre a muchos altos cargos de la banca. "Le gusta salir del despacho, hablar con gente de todos los departamentos, te escucha", dice una colaboradora. Fue él quien apostó por la comunicación interna, casi inexistente en una empresa chapada a la antigua. "Tiene un estilo muy americano", reflexiona un empleado, "cambió las rutinas de una caja que no estaba acostumbrada a que sus trabajadores opinasen". Quizá le venga de su breve paso por EE UU en los años 80, después de recibir una beca Fullbright que no aprovechó del todo. Prefirió volver y doctorarse en Santiago para estar con su novia y actual pareja, con la que tiene dos hijos.

Con él llegó el relevo generacional a la plantilla. Incentivó la contratación y la promoción de jóvenes "infinitamente más preparados que los que estaban, pero se pasó, no supo conjugar la experiencia con la juventud. No se puede dejar en manos de treintañeros áreas sensibles del negocio", cuenta un veterano. Y esa lucha continúa al más alto nivel.

En el tramo final de las conversaciones formales entre los seis negociadores de las cajas para acordar la integración, hubo un sutil cambio de alfil por parte de Caixanova, que pasó casi desapercibido pero que ilustra como pocos el choque generacional interno que vive la entidad. Una salida de tono en la penúltima cita se llevó por delante a Óscar Rodríguez Estrada, uno de los tres interlocutores de Caixanova, quizá el más visceral y vehemente, y desde siempre hombre fiel a Gayoso. Su sustituto fue Juan Díaz Arnau, director de Desarrollo Corporativo y de Negocio, muy cercano al director general. "Nada que ver, otro talante", aseguran fuentes de las negociaciones.

Y es que talante, ése que tanto necesita este proceso, es el que se le atribuye a Pego, que ha crecido en la caja bajo el manto protector del presidente. Detrás de una permanente sonrisa, el futuro hombre fuerte de la caja fusionada es, entre bastidores, serio, reservado, con opiniones que siempre son las justas, "pero oportunas", advierten quienes le conocen. "Es, desde luego, lo mejor que hay en Caixanova", continúan. Con un matiz: "Cuando logre despegarse de Gayoso será el momento en el que conozcamos al verdadero Pego". Por ahora no ha asomado más que para reorganizar el guirigay interno y modernizar la gestión. Ese cambio cristalizó en enero de 2009 tras la publicación de una nueva estructura organizativa, un cuadro de mando que el propio Pego explicó por carta a sus compañeros: "Este no fue nunca un organigrama diseñado para premiar o no a las personas. Fue pensado desde la lógica de atender a las necesidades de la caja. Se trataba de que cuando nos preguntasen ¿y tú que haces?, no contestásemos con la respuesta típica en Caixanova de: yo soy el director de.... sino que, con orgullo (todos somos importantes) diésemos una respuesta clara y concisa a la pregunta, diciendo: yo hago esto". Pero las animosas cartas del director que se encabezaban con un alegre "¡Buenas tardes Caixanova!", últimamente no abundan. La sección sindical de UGT se lo reprocha en la última circular: "¿Cuándo se nos dará una explicación clara y razonable de lo que está pasando? [...] Estamos hasta la coronilla de escuchar explicaciones sobre asientos en los consejos, periodos transitorios... pero no observamos más preocupación por quienes nos dirigen que cuánta gente sobra, cuántas oficinas vamos a vender a no se sabe quién. Para la plantilla no hay periodos transitorios". Por ahora no han tenido respuesta, ni del director ni, por supuesto del presidente, al que nunca le ha gustado departir con el comité.

Los críticos de Pego le llaman "recadero" de Fernández Gayoso, cuentan "que durante las reuniones con Caixa Galicia siempre entraba y salía a hablar por teléfono con él", pero advierten que tiene una "buena formación". Su perfil encaja como anillo al dedo con el de otra figura emergente como es Javier García de Paredes y Moro, nuevo hombre fuerte de Caixa Galicia. Les une pertenecer a una misma generación, 53 años el primero y 50 el segundo.

Si se dibuja un equipo de dirección conformado por Pego como número uno y García de Paredes de dos, "todo vuelve a encajar", dicen las mismas fuentes. "Estamos hablando de dos perfiles complementarios, uno técnico y otro jurídico". "No haber llevado el día a día de la red, la dirección de alguna zona o de riesgos, curtiéndose en las sucursales" es, en opinión de quienes más le tratan, su único punto débil. "Es un hombre de consenso, pero siempre al abrigo de Gayoso", coinciden sus ex compañeros. En todo caso, dicen, es un eje "casi indiscutible" para entender la nueva caja única.

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