"Esto no se ha acabado"
Guardiola y la plantilla del Barça se resisten a cantar el alirón antes del Valladolid
El Barça casi echa a perder la Liga por cinco minutos de pájara, por una desconexión inexplicable ante un rival en inferioridad numérica. Pero no lo hizo porque se cargó con una renta de tres goles, suficiente para desequilibrar el duelo, quizá para decidir el torneo. Para Guardiola fue, en cualquier caso, un bache sin importancia que no puede deslucir la actuación de sus jugadores. "No voy a hacer el análisis de cinco minutos, sino de la exhibición que hemos dado", sentenció, reacio a lo negativo y proclive a dar ánimos a los suyos, consciente de que queda un último arreón.
En el banquillo del Barça no había transistores ni se escuchaba el partido del Madrid. "A nosotros sólo nos importaba ganar", aclaró Keita. "No había prohibido nada pero estábamos a lo nuestro", resolvió el técnico, que no quiere distracciones. Como los cinco minutos fatídicos de anoche, cuando encajaron dos tantos. "En este maravilloso juego puede pasar eso. Los futbolistas son humanos", intervino Guardiola. "Teníamos controlado el partido y en dos despistes nos han metido dos goles. Les hemos dado vida", reseñó Alves. "Han sido dos faltas de atención. Un saque rápido y una pérdida de balón. Una pena porque este partido iba para goleada", amplió Xavi. "Jugadas aisladas en las que debemos estar concentrados", agregó Valdés. Tras el primer gol, Guardiola se sacudió los nervios con una sucesión de codazos al banquillo. "Quería probar si eran resistentes", bromeó de inicio el entrenador; "no, en serio, son muchos meses de esfuerzo...y no quería que se abriese el partido. Pero una vez abierto, los jugadores lo han resuelto muy bien futbolísticamente hablando". Keita tiró de lógica: "Ellos han marcado dos goles y nosotros, tres". Antonio Álvarez, entrenador del Sevilla, sabía porqué: "Le hemos tenido demasiado respeto al Barcelona".
A falta de una victoria, el Barça no quiere cantar el alirón antes de tiempo. Si bien se ha impuesto en los teóricos compromisos más complicados que le restaban en el tramo final, las salidas al campo del Villarreal y del Sevilla, queda el Valladolid, un contrincante que se juega la permanencia. "Hay que mantener los pies en el suelo", señaló Alves. "Tenemos la posibilidad de decidir la Liga en el Camp Nou. Pero esto no ha acabado. Nos lo hemos de ganar y hay que insistir hasta el final", remarcó Guardiola, empeñado en rebajar cualquier euforia. Aunque añadió: "Casi se ha ganado. La suerte es que dependemos de nosotros". Le respondió Xavi: "El casi no existe en el fútbol. Aunque es cierto que hubiésemos firmado esta situación al principio de Liga". Iniesta recogió el testigo desde Internet: "Sólo nos queda un pasito". Pero amplió Valdés: "Antes que celebrar hay que ganar". A lo que Guardiola volvió a recoger la palabra: "La afición no se ve campeona porque aún no lo es. Y el equipo tampoco se ve campeón porque de eso me encargo yo".
Enfrente se medirán con el Valladolid, un equipo reactivado desde que lo cogiera Javier Clemente, metido de pleno en la lucha por el descenso. "Conociendo a Clemente, me intuyo un partido que costará mucho. Esto no está ganado, no se ha acabado. Queda mucho por sudar y por correr". Pedro entendió lo mismo: "Quedan tres puntos muy complicados". Xavi, que se perderá el partido por sanción junto a Maxwell
[también con una rotura fibrilar en el bíceps femoral de la pierna izquierda], opinó igual: "Nos pondrán las cosas complicadas y es una lástima que me pierda el partido". Y Guardiola planteó el partido que se espera: "Será complicado por el ambiente, porque nos autoexigiremos mucho, porque igual queda un cuarto de hora y aún no hemos resuelto la Liga...Habrá que jugar bien".
Así, el Barça de Sevilla se llevó tres puntos, una caja de fresas que les regaló un aficionado, una última ovación en el aeropuerto al grito de "¡campeones!" y la firme convicción de que queda un partido. "Aún no hay nada que celebrar", remató Busquets.
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