El lateral sin fin
Guardiola piensa que a veces Alves debería frenar, pero le considera "imprescindible y vital" y "una suerte" para el equipo
En Vila-real, el pasado sábado, justo antes de que el Barcelona sentenciara el partido con un tercer gol, Dani Alves subió la banda, topó con un rival y terminó en el suelo. Puede que fuera falta, pero el árbitro no la pitó. El equipo local contraatacó y ahí se quedó Alves, tirado en el pasto, para desespero de Guardiola, que después de que el Barcelona recuperara el balón y Bojan marcara el 0-3, le soltó al brasileño un rapapolvo de cuidado. No fue la primera, ni seguramente, será la última vez que Daniel Alves ponga de los nervios al entrenador. "No son broncas; al contrario", argumenta Guardiola, que vive rendido a la grandeza del brasileño.
"Nos gritamos unos a otros durante los partidos, no se puede decir que sean broncas", razona el entrenador antes de considerar que Alves es vital "Tiene una dosis de energía que contagia mucho. Si a veces se frenara...", admite Guardiola, que se corrige de inmediato: "Si se frenara no sería él. Tiene cosas muy buenas y otras no tan buenas, pero en la suma, resulta un jugador desequilibrante e insustituible para nosotros. Una suerte tenerle".
El brasileño ha jugado 11 finales desde que llegó a España y ha ganado 10
En Sevilla cuentan, incluso alguno de sus ex compañeros, que Alves soñaba con jugar en el Real Madrid, convertirse en el heredero de Roberto Carlos en la banda derecha. Frustrado su traspaso al club blanco el verano de 2007, cuando un año después se entreabrió la puerta del Camp Nou no dudó en vestirse de azul y grana. El primer año jugó 34 partidos, marcó cinco goles y dio siete asistencias. Además, perdió más veces el balón (300) de las que lo recuperó (247). Será por eso que Guardiola comenta lo bueno que sería que a veces se frenara. Por eso, por las 10 tarjetas amarillas que vio el curso pasado, o por las ocho, y una roja, que acumula en los 27 partidos de la presente temporada, en la que cuenta tres goles.
La capacidad ofensiva del lateral brasileño combina bien con el desequilibrio del argentino Messi. La asociación les funciona muy bien. En lo que va de curso, y sumando todas las competiciones, Alves ya le ha dado seis pases de gol a Messi. Y a Ibrahimovic, Bojan, Keita Pedro, Piqué y Xavi les ha suministrado al menos un pase o centro de gol
De sus prestaciones nadie duda en el vestuario del Barcelona, por mucho que a la afición le ocurra con frecuencia lo mismo que al cuerpo técnico y no les acabe de gustar alguna forma de comportamiento del lateral, al que las cámaras de televisión en más de una ocasión han pillado simulando una entrada y retorciéndose de dolor a continuación, para desespero de Guardiola, quien al fin y al cabo se lo perdona todo.
"Es un jugadorazo", tercia Xavi, que se indigna cuando se insinúa si defensivamente no podría mejorar: "Maquina, ¡si no para! Es un portento, físicamente increíble" advierte el volante. "Por mí puede subir tanto como quiera", señala Piqué, acostumbrado, como cualquier central del Barcelona, a mirar la banda derecha y no ver a un tipo que ganó cinco de las seis finales que jugó con el Sevilla y lleva cuatro con el Barcelona. Alves, que cumplió 27 años el pasado jueves, reconoce que sería muy especial para él ganar el séptimo título con el Barcelona en la que fue su casa.
Albert Ferrer y Sergi Barjuán formaron una pareja inolvidable de laterales en el Barcelona en la última década del pasado siglo. Ninguno de los dos oculta el respeto que profesan por Alves: "El brasileño marca diferencias y eso es mucho para ese puesto", sostiene Ferrer, lateral derecho del primer equipo del Barça durante nueve temporadas, en las que ganó cinco Ligas y una Copa de Europa. Elegido mejor extranjero de la Premier en 1998, Ferrer ejerce de comentarista en Canal+ y se moja: "La aportación de Alves al juego del equipo es determinante. Es muy fuerte físicamente, muy insistente. Puede parecer que a veces sube demasiado, pero da muchísimo más que quita".
Sergi, que fue capitán del Barcelona tras jugar 11 temporadas en el primer equipo y ahora dirige el Juvenil B del club, tiene claro que si el brasileño ataca siempre es porque el equipo le genera esa posibilidad. "Alves y Abidal tienen muy asumidos los conceptos tácticos del equipo. Acompañan mucho, son muy inquietos, participan mucho", advierte antes de reconocer que Alves engaña: "Alves no tiene fin ataca como un extremo y defiende como un buen zaguero. Alves da mucho".
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