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Columna
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Una pareja muy especial

Ahora que se celebra el primer aniversario del Gobierno de Patxi López, trataré de explicarles de qué forma me ha afectado el cambio, único balance que me atrevo a firmar sin caer en veleidades partidistas. Estoy viajando, señores, esa es la impresión que tengo, y se trata de un viaje muy especial. Cuando viajamos, nos desplazamos de un lugar en el que vivíamos inmersos a otro en el que trataremos de estarlo. Al llegar al lugar de destino nos olvidamos de aquél del que partimos; ya no estamos allí, sino aquí, donde la curiosidad nos reclama, fuera o no ese desapego la finalidad de nuestra partida. Todo esto es una obviedad, pero me ocurre que aquí y allí son referencias que han perdido para mí todo contenido, a ver, quiero decir que estoy aquí sin haber dejado de estar allí; que no me he movido de lugar, pero que ya no oigo los ruidos. Tal vez se trate de un viaje en altura; he debido de elevarme y sobrevuelo una tierra que, sin dejar de ser la mía, me resulta diferente.

Abro EL PAÍS, por ejemplo, y me encuentro en una fotografía con dos señores bajo un paraguas. Leo la noticia y todos los comentarios que se les atribuyen al señor Egibar y al señor Olano los oigo como en sordina. Es más, hasta me parecen extravagantes. No es lo que suele ocurrir cuando uno vive inmerso y cualquier comentario, aunque sea una tontería, le zumba en los oídos y hasta llega a afectarle. No, les oigo y nada, sólo me parecen estrafalarios esos señores del paraguas. Me digo que hace nada esos dos dirían cosas similares a esas, pero que, no obstante, hasta parecían merecedores de crédito. Es lo que ocurre cuando no hay otra alternativa, cuando lo que se dice y se oye parece fatalmente irrevocable y acaba convirtiéndose en la voz unánime en torno a la que todo gira. Hoy, sin embargo, esa voz me suena lejana y estrambótica, de donde concluyo que se ha debido de producir algún tipo de desplazamiento: o bien soy yo el que sobrevuela sin haber cambiado de sitio, o bien a esos dos se les ha movido la esquina y se han quedado sin mitin.

Y bien, ¿qué es lo que dicen esos dos señores del paraguas? Cuando en los noventa visitaba a mis amigos lombardos, me llamaba la atención el descaro de los de la Liga del Norte en sus carteles. Nada de esencias ni de identidades perdidas, sino que las cosas sonaban más o menos así: nosotros somos ricos y ellos pobres y además unos vagos; nos roban nuestro dinero y nos empobrecen; nos vamos. Es así como empiezan a sonar las palabras del señor Egibar, cada vez más parecido a un Bossi, aunque con menos chic. En cuanto al señor Olano, dice cosas como que los abertzales deben unirse para construir el futuro de Euskadi "entre todos". Ese todos son sólo los abertzales, claro. ¿Los demás? Bueno, quizá sea ese el motivo por el que algunos sobrevolamos. Markel Olano es mi diputado general. O igual no, igual es otra cosa, quién sabe. En fin, sospecho que, por cordura, debo pasar a otra página.

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