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Reportaje:

Cuidado con pasarse de frenada

Los bancos españoles alertan de los peligros de un exceso de regulación

David Fernández

Si al ciudadano se le pregunta cómo se ha comportado el sistema financiero español durante la crisis, la mayoría de las opiniones serán negativas. En la calle se percibe que mientras las entidades (y sus ejecutivos) siguen ganando mucho dinero, el grifo del crédito se ha cerrado. Sin embargo, los bancos españoles han demostrado una resistencia ante la crisis mayor que la mayoría de sus homólogos. Las turbulencias financieras han obligado al Gobierno a desarrollar algunos mecanismos de ayudas -fondo de adquisición de activos financieros, avales del Estado para las emisiones de bonos o el FROB-, pero en España no se ha tenido que usar dinero público para rescatar de la quiebra a buena parte del sistema como sí ha ocurrido en EE UU, Reino Unido, Francia o Alemania.

Para Botín, el tamaño no es el problema, sino el excesivo riesgo
González pide que se vendan los bancos inviables sin ayudas públicas

En este contexto, los actores del sistema financiero español reconocen la necesidad de introducir cambios para que una crisis bancaria no vuelva a poner en jaque nunca más la economía mundial. Pero, amparados por la legitimidad que les otorga haber sobrevivido a las turbulencias en mejores condiciones que el resto, alertan de los peligros que supondría un exceso de regulación.

El Banco de España ha sido puesto como ejemplo de cómo hacer las cosas durante la crisis. Su sistema de supervisión y algunos mecanismos conservadores en su normativa, como las provisiones anticíclicas, han sido eficaces. El pasado 13 de abril, el gobernador de la institución, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, inauguró unas jornadas en Madrid con un discurso sobre las reformas que se avecinan. "El terremoto regulatorio internacional va a significar un cambio sustancial en el contexto de actuación de los actores del sistema financiero de todos los países", advirtió. Fernández Ordóñez cree que las entidades españolas ya han empezado a prepararse. "Han comenzado a aumentar sus niveles de capital, en particular el de mejor calidad, adelantándose a futuras exigencias regulatorias y fortaleciendo su solvencia. En el ámbito de la liquidez, han prestado siempre atención a este tipo de riesgo, como demuestran sus emisiones de bonos o las titulizaciones a largo plazo".

El gobernador cree que no basta llenar el sistema de nuevas normas y es partidario de mejorar la supervisión. "La crisis financiera ha revelado la existencia en algunas jurisdicciones de importantes fallos en la supervisión, con lo cual algunas entidades terminaron acumulando riesgos excesivos", dijo. "Para conseguir una supervisión internacional efectiva, el primer paso es asegurar una supervisión nacional de buena calidad. El segundo paso es promover la convergencia de la mayoría de los países hacia unos estándares supervisores homogéneos".

Y terminó su discurso con un aviso para navegantes: "Habrá que admitir que esta nueva banca, por definición, va a estar menos dispuesta a prestar a actividades empresariales con determinado nivel de riesgo. Como se suele decir, no se puede sorber y soplar al mismo tiempo". Por ello, el nuevo sistema debería estudiar, según Fernández Ordóñez, la forma en que los emprendedores puedan contar con financiación para sus proyectos.

Quizá el banquero que más claro ha hablado sobre la reforma del sistema haya sido Emilio Botín, presidente del Banco Santander. Botín expuso su opinión durante el discurso que dio en la Conferencia de Banca Internacional, celebrada en Boadilla del Monte (Madrid) el 17 de noviembre de 2009. "Se necesita un equilibrio entre supervisión y regulación. Los sistemas bancarios que han resistido mejor la crisis son aquellos precisamente donde existe una supervisión bancaria más estrecha".

Una de las lecciones más importantes de la crisis, según Botín, es que no se debe infravalorar el riesgo. "Pero no por ello debemos pasar al otro lado de la balanza y establecer indiscriminadamente mayores requisitos de capital, que afectarán al coste y accesibilidad del crédito". "Estoy de acuerdo con la idea de a más riesgo, más exigencias de capital". Otra enseñanza es la importancia de la liquidez. Y, de nuevo, el problema no se resuelve necesariamente con más regulación. "Aquí también es clave el papel del supervisor. Los niveles de liquidez deben responder a la estructura de balance y al modelo de negocio de cada entidad. Es importante que la definición de liquidez no responda a criterios meramente cuantitativos", explicó Botín.

El Botín más beligerante surge contra la idea de limitar el tamaño de las entidades para evitar el riesgo sistémico. "Limitar o penalizar el tamaño de las entidades con más requisitos de capital no soluciona el problema. Y, sin embargo, puede tener consecuencias adversas como penalizar los flujos financieros a la economía real. Las entidades grandes e internacionales son necesarias". "Lo que hay que vigilar, y en su caso restringir, es el riesgo excesivo, no el tamaño por el tamaño".

Francisco González, presidente del BBVA, dio su opinión sobre las reformas en la última junta de accionistas del banco, celebrada el pasado 13 de marzo. "Defendemos una regulación que impulse la transparencia, evite los conflictos de interés, establezca requerimientos de capital más exigentes y limite de manera eficaz el apalancamiento". Las nuevas reglas, según González, deben servir para asegurar una financiación más estable de las entidades y contrarrestar el carácter procíclico del crédito bancario. "Este esquema habrá de ser más exigente que el actual, pero se debe evitar la sobrerregulación", advirtió.

Junto con la nueva regulación, González recordó que hay otro problema por solucionar. "Existen entidades que se han beneficiado de ayudas públicas como consecuencia de sus propios errores. Con esos fondos están compitiendo con ventaja con las pocas entidades, como BBVA, que no han cometido errores y no han necesitado ayudas. Por eso es importante que las entidades inviables sin ayudas públicas sean reestructuradas y adjudicarlas a los agentes privados más sólidos". -

Más transparencia en los sueldos

A la espera de lo que se decida en otros foros internacionales sobre los cambios normativos en el sector financiero, el Gobierno español ha introducido algunas novedades regulatorias, principalmente a través de la Ley de Economía Sostenible. En el capítulo III de este texto, centrado en los mercados financieros, se indica que las entidades de crédito y las empresas de servicios de inversión deberán "aumentar la transparencia" en sus políticas de remuneración y la "coherencia" de las mismas con la promoción de una gestión del riesgo "sólida y efectiva". Otro de los aspectos que quiere reforzar el Gobierno es la mejora de la supervisión financiera por parte del Banco de España y de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. En el caso de la protección de los clientes de servicios financieros, la ley señala lo siguiente: "Las entidades de crédito, antes de que se celebre el contrato de crédito o préstamo, deberán evaluar la solvencia del potencial prestatario sobre la base de la información suficiente". Igualmente, las entidades deberán facilitar a sus clientes las "explicaciones adecuadas" para que puedan evaluar si los productos que les ofrecen "se ajustan a sus intereses, necesidades y situación financiera".

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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