Granados llevará a juicio a Cobo
El consejero dice al vicealcalde que "deje de trabajar contra el PP" por decir que hubo espionaje - Cobo: "¿Por qué se le pide al agredido que pida perdón?"
El consejero de Presidencia, Justicia e Interior de la Comunidad y secretario general del PP de Madrid, Francisco Granados, reaccionó ayer con virulencia ante las declaraciones del vicealcalde, Manuel Cobo, que asegura que tanto él como Alfredo Prada, ex vicepresidente regional, fueron espiados por tres ex guardias civiles contratados a dedo por el propio consejero.
Granados, tras conocer que Cobo había afirmado que el espionaje estaba "más que probado" y negase que los agentes actuasen motu proprio, tal y como declararon el miércoles ante la juez Carmen Valcarce, amenazó al segundo de Alberto Ruiz-Gallardón con llevarle ante los tribunales "por las barbaridades que está diciendo" e insistió en que Cobo "tiene que pedir perdón". "Que deje de trabajar contra el PP", añadió el número dos del partido regional, "y de destilar odio contra compañeros del partido". También pidió que "deje de insultar gravemente al Gobierno regional y a funcionarios de la Comunidad".
"¿Por qué se le pide al agredido que pida perdón?", había preguntado antes el vicealcalde. Cobo, indignado por las declaraciones de los supuestos espías (José Luis Caro, José Ortega y Antonio Coronado), que ahora aseguran que no recibieron órdenes, y que ya han contado hasta tres versiones en 14 meses, dijo tras la junta de gobierno que con independencia de cuál sea la resolución judicial sobre el uso de fondos públicos en el supuesto espionaje, "lo importante es que ha quedado probado", tal y como lo reflejaban en los partes de seguimiento publicados por EL PAÍS. Se confesó dolido porque el letrado del PP de Madrid apoye a los espías. "Si no tienen nada que ocultar algunos responsables políticos, ¿por qué se ponen del lado de los imputados?", cuestionó Cobo.El vicealcalde, que utilizó 11 minutos de su comparecencia para referirse al caso de espionaje, argumentó sus afirmaciones. Le parece "imposible" que los presuntos espías estuvieran "por casualidad" en los lugares señalados en los partes de seguimiento, donde también se encontraban en esos momentos Prada o él mismo. "Hay cosas que no van a poder explicar", aseguró Cobo. "Si los partes son una invención sacada de las agendas de los espiados, ¿por qué los espías sólo están esos días, a esas horas, en esos lugares? ¿Cómo explican que tal día contravigilaban a Prada, y antes habían estado aquí [al lado del Ayuntamiento, donde trabaja Cobo]? ¿Por qué los imputados no contestaron ayer a quién corresponden los dos números a los que llamaron 26 veces a la una menos diez de la mañana al lado de un restaurante?", preguntaba el vicealcalde. "Yo, por ejemplo, estoy deseando conocer quién espió a Ignacio González, vicepresidente regional, porque no tengo nada que ver. Porque no tengo nada que ocultar. No entiendo que otras personas que aseguran que no tienen nada que ver en esto estén deseando que se archive el caso", añadió.
Cobo apuntó, pero no llegó a disparar. "Yo no puedo saber quién ha encargado esto, bajo qué órdenes actuaron, quién es el responsable final, pero que ha ocurrido es seguro, lo sabe todo el mundo: lo sabe la ciudadanía y lo sabe mi partido", alegó.
Granados, que insinuó que a Cobo lo que le duele es su "intento fallido" de conseguir la presidencia del PP regional en 2004, en la que finalmente Aguirre le ganó por una diferencia aplastante, pidió al vicealcalde que dejase de "perjudicar al partido y de demostrar condescendencia con los adversarios políticos".
El consejero dijo que ha quedado demostrado en un informe policial "que Cobo no aparece en ninguno de los posicionamientos que ha dado la policía con referencia a los guardias civiles", y criticó que el vicealcalde "siga intentando alargar este asunto e insultando e injuriando gravemente no sólo al Gobierno regional, sino también a funcionarios regionales".
Los hechos que han desencadenado el rifirrafe entre estos dos pesos pesados de la política madrileña tuvieron lugar en 2008. Cinco subordinados de Granados (los tres guardias civiles, el ex director general de Seguridad, Sergio Gamón, y el empleado público José Manuel Pinto, identificado como el autor de las notas manuscritas de los partes del seguimiento), presuntamente espiaron a Cobo y Prada, que casualmente no eran partidarios de que la presidenta Aguirre se presentase contra Mariano Rajoy a la presidencia del partido. Granados asegura que si los ex agentes aparecían junto al despacho de Cobo a la hora en que éste llegaba entre el 1 y el 8 de abril de 2008 era porque estaban custodiando alguna de las consejerías cercanas a ese punto. "Hay personas que niegan la evidencia", zanjó Cobo en su intervención.
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