Pena y orgullo

La noche del miércoles se hizo tan larga que ayer al mediodía, cuando Joan Laporta entró en el vestuario de la Ciudad Deportiva encontró a un grupo de futbolistas ojerosos, "alicaídos y tristes", de acuerdo con la definición del presidente, que acudió acompañado de Txiki Begiristain, el secretario técnico, y Rafael Yuste, el vicepresidente deportivo, dispuesto a curar la herida de un equipo que no tiene más alternativa que la de levantarse: "Nos quedan cuatro finales para ganar la Liga, dependemos de nosotros mismos. Necesitamos 12 puntos para ser campeones", admitió Xavi, que ayer ejerció de portavoz de un equipo que, según dijo, cayó con orgullo.

"Lo que peor nos sabe es haberle fallado a nuestra afición", admitió el centrocampista. "Ellos nos lo han dado todo y más, y a nosotros nos faltó un gol que nos hubiera llevado a una final". Xavi reconoció que no era una cita cualquiera: "Era en el Bernabéu y como culé, eso es especial, por eso da rabia perderse esa final" admitió antes de considerar que si en la Cibeles hubo fiesta la noche del miércoles es porque "estarían sufriendo; ya estarán tranquilos".

Xavi: "Este equipo ha cambiado la mentalidad del club por más tristes que estemos ahora"

La pena se confundía ayer con cierta sensación de orgullo, en el vestuario y en las calles de la ciudad, por donde era muy fácil seguir viendo personas vestidas con la camiseta del equipo y balcones engalanados, como si en vez de estar eliminados de la Liga de Campeones el equipo hubiera alcanzado la cita soñada en el Santiago Bernabéu. "Más allá de la derrota", añadió Xavi, "estamos muy orgullosos de lo que estamos haciendo. Nos sabe mal por la gente, pero este equipo ha conseguido un cambio de mentalidad. Y ese orgullo nos queda por muy tristes que estemos ahora", convino el jugador internacional.

En la misma línea, su compañero Iniesta, lesionado y que sufrió en la grada como si fuera un aficionado más, escribió ayer en su página de facebook: "Quedar eliminado siempre es duro y hoy más que nunca. Me siento muy orgulloso de pertenecer a este equipo y a esta afición".

"Le he dicho a los jugadores que vayan con la cabeza alta, que son el Barça, el mejor equipo", explicó el presidente. "Como todos los culés, no hemos tenido una noche agradable, pero hay que levantarse después de tropezar y mirar al frente", convino Laporta, quien dirigió a sus jugadores un mensaje "lleno de agradecimiento, de orgullo, por tener el equipo y los técnicos que tenemos".

Explicó Xavi que le queda el triste consuelo de haber sido fieles a un estilo y una idea de juego de la que se sienten orgullosos: "Dominamos, tuvimos al Inter encerrado a cal y canto en su área, colgados del larguero. Nos quedamos a un gol". Aceptó el volante que era "una decepción", pero se negó a considerarlo "un fracaso".

"En el Inter estarán orgullosos de haber llegado a una final, pero nosotros tenemos otra filosofía y cuando ganas, la alegría es doble porque vas al ataque. No concebimos otra idea. No sé qué sensación tendrán ellos; es su fútbol, su manera de jugar. Es respetable. Nosotros tenemos otra filosofía, no nos gusta jugar así, nos gusta que la gente se divierta", recordó.

"Hay que tener espíritu ganador, no buscar enemigos acérrimos. No debemos caer en provocaciones, eso es una trampa", corrigió después Laporta. "Hay que felicitar al Inter, tiene un entrenador que ha sabido aplicar una táctica que ha contrarrestado nuestro estilo. Nos han sabido ganar, pero prefiero ser el Barça con su estilo de juego", subrayó Laporta. "No sé si en Madrid se alegraron. Si es así, significa que sufren barcelonitis si realmente han celebrado la derrota del Barça".

El presidente estuvo conciliador y reprobó que se activaran los aspersores del Camp Nou cuando el Inter celebraba su pase a la final con Mourinho a la cabeza y Valdés de por medio. "Nos han dicho que fue una orden de seguridad para evitar que los aficionados saltaran al campo", dijo Xavi.