Págame, idiota
Bajo el cinematográfico, sugerente e inquietante nombre de Spectra se ha celebrado en el Centre Octubre de Valencia el III Simposio sobre Teorías de la Conspiración: ¿provocó Obama el terremoto de Haití?; ¿fue el 11-S un autoatentado?; ¿mató Stephen King a John Lennon?; ¿esconde la Albufera una anguila monstruosa? Timos y supercherías han sido de nuevo denunciados por estos "revientamitos" en guardia permanente. Su campo de maniobras más habitual es Internet, instrumento socialmente tan útil como sufrido cuando se le quiere convertir en altavoz de los más variopintos pábulos (acabo de recibir uno que sostiene que el cáncer se cura con bicarbonato sódico). La vigilancia de los comandos caza conjuranoicos no puede decaer, pues la cháchara se renueva cada día para adaptarse a los temas de actualidad.
El último de ellos gira precisamente en torno a la TDT, otro avance tecnológico en el que también se nos había obligado a depositar unas esperanzas que ya empiezan a verse frustradas. Porque la multiplicación de canales posibles que ofrecen las plataformas digitales no ha comportado exactamente un incremento de la calidad de los contenidos, como tampoco ocurrió con la irrupción de las privadas. Ni con la aparición de las locales, públicas o no, que han acabado emitiendo en cadena los mismos patéticos, tristes programas al servicio del cacique de turno. ¿Alguien puede explicar qué ventajas ofrece una tele que entre bazofia y cutrez nos ameniza con el Tarot? ¿Quién conspira para que no se den licencias a profesionales con credenciales suficientes y sí en cambio se autorice a quienes no cumplen la ley, entre otras cosas ignorando la lengua y mintiendo como bellacos?
La inminente Ley del Audiovisual puede aportar algo de raciocinio a todo este desbarajuste (asignatura pendiente de la democracia), pero tampoco crean que va a resolver nuestro gran problema con la agonizante RTVV. El último, y no tan anecdótico, ha sido el obligado fundido a negro de la TV-3 durante el partido del Barça. La valenciana asevera que le asiste la ley al defender unos derechos sobre su territorio, pero ya no cuela que los móviles sean comerciales, porque sabemos que más bien se trata de un conflicto ideológico y partidista. ¿Desde cuándo los intereses económicos del ente público son importantes para los gestores que lo han arruinado colocando amiguetes y contratando corruptos a precio de oro? Ya es cinismo que apele al imperio de la ley una corporación que naufraga en un mar de ilegalidades, empezando por el propio nombramiento de sus directores generales (ver libros de Josep Roselló y Francesc Martínez).
Así que al final, los bolsillos saqueados son los de siempre. Y al Mírame, tonto de Mariola Cubells se suma el Págame, idiota, que ya es colmo, con TDT o sin ella.
Por cierto, a la pregunta conspiranoica de si nos domina una raza de reptilianos, la respuesta es que seguro que sí. Los de Spectra lo dudan, y en eso se nota que no son de por acá.
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