Un joven apalea a otro en un vagón de metro alegando que era "un nazi"
La juez del caso dictó una orden de alejamiento de la víctima después de que el detenido pasara 10 días en prisión
El caso Palomino, el menor antifascista que en 2007 murió apuñalado a manos de un militar perteneciente a círculos ultraderechistas en el metro, sigue alimentando revanchas. Se repite el escenario. Se repiten los contrincantes. Un joven de 18 años, Aitor H. A., ha denunciado ante los tribunales la paliza que sufrió el pasado 12 de marzo por otro joven de 19 años, Raúl B. A., cuando viajaba en un vagón de la línea 3, a la altura de Delicias. Las cámaras de metro recogieron la docena de puñetazos y las dos patadas que Raúl le dio a Aitor, que estaba sentado en el vagón. La violencia cesó porque dos policías de paisano, alertados por los gritos de los viajeros, detuvieron al agresor.
Raúl B. ya fue acusado de apuñalar a otra persona en 2008
"Lo hizo porque se había reído de un amigo muerto", afirma su abogado
Ninguno de los dos implicados ha reconocido su pertenencia a grupos políticos, o de ideología de extrema izquierda o derecha, pero los investigadores mantienen que se trata "claramente" de un delito por motivos ideológicos. Los policías de paisano que se encontraban en el vagón y que detuvieron al agresor, aseguran que este último alegaba que la víctima era "un puto nazi", y añadió que le conocía porque era "uno de los que estuvieron en la manifestación para apoyar a Josué [el militar que apuñaló a Carlos Palomino]". La policía sostiene que la versión de la víctima, que asegura que sólo conocía de vista a su agresor, es falsa. Según una portavoz policial, los investigadores han descubierto que ambos participaban en foros en los que jóvenes de extrema izquierda y derecha se insultaban, se amenazaban y concertaban citas para solucionar sus problemas a golpes.La grabación de la cámara de seguridad que registró la agresión fue difundida ayer por varios medios. En las imágenes, se observa cómo Raúl B. A., el agresor, pasa por delante del denunciante, que, sentado, retira un poco las piernas para dejarle pasar. A continuación, Raúl tira su mochila en un rincón, se acerca a Aitor y le propina una fuerte patada en la cara. Acto seguido, la víctima se protege el rostro con las manos y Raúl comienza a darle puñetazos, nueve en total, antes de propinarle la segunda patada. La mayoría de los pasajeros se aparta sin intentar detener los golpes. Después, tres puñetazos más. La víctima no intenta defenderse en ningún momento. La paliza termina cuando intervienen dos policías vestidos de paisano, pertenecientes a Policía Judicial, que estaban por casualidad en el vagón y detienen al agresor.
Aitor fue trasladado al hospital 12 de Octubre, donde pasó la noche ingresado, y Raúl permaneció 10 días en prisión preventiva hasta que la juez que instruye el caso decidió ponerlo en libertad a la espera de juicio.
Según el agredido, que reconoce que normalmente coincide con el agresor en el trayecto en el que ocurrieron los hechos, durante la paliza fue golpeado en la cara sin ningún tipo de discusión previa, unos golpes que le obligaron a estar dos semanas de baja. "Nos habíamos sentado al lado en la marquesina algunos días y nunca me dijo nada", afirmó ayer a Europa Press. Además, Aitor negó en su denuncia estar vinculado con ningún grupo ideológico o político. Algo con lo que no coinciden las fuentes del Cuerpo Nacional de Policía, que han explicado que la pelea sí derivó de confrontaciones relacionadas con estas causas a pesar de que tanto víctima como agresor pretendan negar este extremo, y que ambos se conocían de un foro en Internet en el que se discutía entre defensores del fascismo y antifascistas. "Eso no excusa que el agresor haya cometido un delito por la paliza", aclara la portavoz policial.
Los familiares del denunciante sostienen que el agresor se identificó ante la policía como "antifascista", aunque los agentes matizan que Raúl no se declaró explícitamente como tal, sino que simplemente espetó que la víctima era "un puto nazi". Los familiares de Aitor también aseguraron que mientras Raúl le golpeaba repetía: "Cuando veo a un fascista, le pego".
Por su parte, el abogado del agresor, Erlantz Ibarrondo Merino, que prefiere no dar datos hasta que no se lo permita su cliente, adelanta que la versión de su defendido es que "no medió ninguna motivación política" para propinar la paliza a Aitor, y que le asestó los golpes porque "se había reído de un amigo suyo ya fallecido", en referencia a la muerte de Carlos Palomino, de la que a menudo se jactan grupos de extrema derecha. Según informaron las fuentes consultadas, Raúl sería miembro del movimiento antifascista y del círculo de amigos de Palomino. Además, Ibarrondo ya asistió como abogado a la madre de Palomino, con la que logró una condena de 26 años de cárcel para el asesino de su hijo al considerar el juez la agravante ideológica, algo que también determinará la pena en este caso.
El agresor ahora debe cumplir con la orden de alejamiento que le impuso la juez que instruye el caso, la cual establece que debe permanecer a una distancia mínima de 500 metros respecto a su víctima. No obstante, fuentes cercanas al agredido aseguran que ambos siguen coincidiendo en el transporte público estos días, algo "insólito" para la juez instructora, según afirma un portavoz del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que le preguntó a la magistrada por la situación. "Es cierto que existen medios para evitarlo, como avisar a la seguridad de Metro y que ésta a su vez llame a la policía, pero si el interesado no lo hace. Nosotros no podemos hacer nada", explica una portavoz de la Jefatura Superior de Policía.
Según los agentes, no es la primera vez que el agresor está involucrado en un caso de violencia. La policía informa de que Raúl ya fue detenido y acusado por haber apuñalado a una persona en 2008 en el distrito de Chamartín.
El director general del Instituto de la Juventud (Injuve), Gabriel Alconchel, expresó ayer tras conocer la noticia su "más absoluta condena" ante la agresión. En un comunicado, Alconchel señaló que no hay que permitir que la juventud "responda con violencia" y pidió empatía a la gente joven, que, en su opinión, debe ponerse en el lugar del otro para encontrar otros mecanismos que solucionen los conflictos. "La gente joven tiene que reflexionar sobre sus acciones, saber que tienen consecuencias y que son los responsables de sus actos", afirmó el director del Injuve.
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