La gente toma por asalto el centro de la Gran Vía
Un concierto multitudinario para celebrar el centenario de la avenida reunió a miles de personas
"Qué maravilla", decía, extasiada, Josefina, vecina de Chamberí. Paseaba del brazo de su amiga Francisca, también de "setentayalgunos". Las aceras de la Gran Vía entre Callao y plaza España estaban ayer más o menos igual de frecuentadas que cualquier otro domingo por la tarde, pero ellas paseaban, cada una con un cucurucho de helado, justo por el medio de la calle. Con cara de satisfacción, en plan aquí estoy yo. "A ver cuándo vamos a poder hacer esto otra vez. La Gran Vía sin coches, qué cosa", decía Francisca. Y Josefina, enfrascada en evitar que el helado cayera en la blusa, a lo suyo: "Qué maravilla". Su entusiasmo era compartido por media calle. Parejas, grupos de amigos, familias con niños... Se paraban de repente y sacaban la cámara. "Ahora, que no se ve gente detrás". Clic. Ezequiel ya tenía su foto. Él, brazos en jarras, con la Gran Vía sin coches de fondo. "Me hace ilusión. Es como en Abre los ojos", decía el treintañero, sin haber visto aún que en la imagen salían otros tres tipos detrás haciendo exactamente lo mismo.
Decenas de personas se hacían fotos en una calle sin coches
Al otro lado de Callao, pasear no era una opción. Ni por el centro ni por las aceras. Si uno se aventuraba más allá del escenario en el que Álex Ubago cantaba, con mucho sentimiento, Me muero por conocerte, se arriesgaba a quedarse allí estancado. Ni para adelante, ni para atrás. Alguno buscaba atajos a través de las múltiples entradas de El Corte Inglés, pero el truco cundió y dejó de funcionar. Miles de personas abarrotaban la calle. "Que nos corten la Gran Vía para hacer un concierto es un auténtico lujo", exclamó Álex Ubago. No había acabado de decir "jo" y el vocerío ya impedía escuchar cualquier otra cosa: "¡Guapooooooo!".
La combinación de "gratis" y un cartel que incluía a El Sueño de Morfeo, Álex Ubago, Nek, Sharon Corr -que presentó en primicia una canción de su próximo disco, el primero en solitario- y Georgina dio como resultado una legión de adolescentes entregadas que se apretaban en las primeras filas y que parecían inmunes al solazo, casi veraniego, que estuvo pegando fuerte casi hasta las ocho de la tarde. Al final, no tanto. El Samur tuvo que atender a 10 personas, aunque no hizo falta trasladar a ninguna al hospital. Alguna crisis de ansiedad y algún mareo. Al final, todos los artistas volvieron a subir al escenario y le cantaron el Cumpleaños feliz a la Gran Vía. El público también se dejó llevar.
La fiesta de ayer fue, con diferencia, la más multitudinaria de la serie de actos -conferencias, exposiciones, ciclos de cine...- con los que el Ayuntamiento de Madrid celebra el centenario de su calle más emblemática. Entre el maratón y el concierto en Gran Vía, conducir por el centro de la capital ayer fue prácticamente imposible. Los taxistas echaban humo. "Dos carreras en cuatro horas. La ruina", se ponía tremendo un chófer. Todo cortado. Ayer fue el día del metro. Y de los paseos por el centro de la Gran Vía.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.