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Análisis:CARTA DEL CORRESPONSAL / La Haya | Economía global
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Más agujeros en el cinturón

Isabel Ferrer

Para contener la crisis financiera es posible ahorrar varios miles de millones de euros sin menoscabar por ello la educación o la sanidad. ¿Verdad que la receta suena familiar? También es muy fácil de adaptar a cualquier país. No hay más que poner una cantidad concreta en el apartado del ingrediente económico. A continuación, se apunta la fecha prevista como meta para el ajuste. Casi sin agitar, se obtiene el resultado esperado: una promesa electoral clásica.

En vísperas de las elecciones legislativas del próximo 9 de junio, los grandes partidos holandeses (democracia cristiana, socialdemócratas y liberales) tienen la suya ya lista. Sin embargo, no se han lanzado aún a defenderla. Tal vez sea porque proponen un ahorro de unos 30.000 millones de euros anuales hasta 2015. Mucho dinero en poco tiempo. Pero el pago de la crisis es ineludible y el tiempo apremia. Con la campaña electoral a punto, y la derecha populista y xenófoba subiendo en los sondeos, es hora de saber dónde se efectuarán los recortes.

En vísperas de las elecciones, los expertos sugieren un recorte del gasto
Los partidos buscan cómo ahorrar sin ahuyentar a los votantes

En septiembre pasado, y en un alarde de neutralidad, el entonces primer ministro democristiano, Jan Peter Balkenende, pensó que la crisis mundial no debían agravarla discrepancias partidistas sobre un ajuste inevitable. Lo mejor sería que los expertos aconsejaran cómo efectuarlo. El encargo produjo más de una frase irónica sobre la supuesta falta de nervio de los políticos para adoptar soluciones drásticas. El recelo mudó incluso en sonrojo, frente a una veintena de comités -de científicos, economistas y funcionarios- que diseccionaron la sociedad. Poco después, los vaivenes del poder cambiaron las cosas. El Gabinete de centro-izquierda cayó en febrero pasado y el desánimo se apoderó de La Haya. Paradójicamente, con el reloj marcando más que nunca las horas, los famosos informes económicos han sido proverbiales. Todo el arco político les ha echado un vistazo para ver cómo adaptan sus programas al momento económico.

Si bien se presentan, en términos oficiales, como "una orientación para mantener el crecimiento económico mientras se ahorra", los informes son de lo más concreto. De entrada, secundan el aumento de la edad de la jubilación (de 65 a 67 años) ya discutido antes de la caída del Gobierno. También sugieren recortar los sueldos de los médicos. O que la Seguridad Social deje de cubrir algunos tratamientos.

Pedirles a los pensionistas que cubran los gastos de sus hogares de ancianos, hoy subvencionados, ahorraría 6.000 millones de euros. Pero, cuidado, añaden los expertos. Al menos el 85% de los hogares perdería así un 5% de su poder adquisitivo. Por si estos apuntes suenan a quiebra de la promesa electoral inicial, apuntan una crítica incontestable. El actual mercado de la vivienda permite a grupos con rentas medias y altas beneficiarse de alquileres muy bajos. Debe cambiar a base de impuestos que reporten, al menos, 16.700 millones de euros al Gobierno.

Con una previsión de déficit anual a largo plazo de 29.000 millones de euros, y los altos costes sanitarios derivados del envejecimiento de la población, "faltan presupuestos sostenibles que repartan el beneficio y las cargas del Estado de bienestar entre las generaciones", afirman los comités. Con uno de cada 10 holandeses en la lista de morosos, el partido ganador de las elecciones será el que cuadre una ecuación también clásica: contener el gasto sin ahuyentar al votante.

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