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Reportaje:

La fiesta de San Libro

Las tres capitales se unen a la celebración del 23 de abril con puestos de venta en las calles - 58 casetas conformaron la feria de Bilbao

El Día del Libro se conmemoró ayer en el País Vasco como es tradicional: con el encuentro de libreros y lectores en las calles. En San Sebastián, los puestos de venta volvieron a la plaza de Guipúzcoa; en Vitoria, los libreros llegarán hoy y se quedarán hasta mañana en la plaza de España, y en Bilbao volvieron a tomar por un día la calle de Berastegi. Fue toda una jornada de celebración alrededor de los libros y la escritura.

Los 58 puestos instalados en la capital vizcaína convirtieron su efímera feria en la más importante del País Vasco. Entre los visitantes se recordaba que también era Sant Jordi y algunos libreros, inspirados por la costumbre catalana de intercambiarse libros y rosas el 23 de abril, regalaban flores a sus clientes. No fueron rosas, sino claveles y tulipanes, pero eran muy bien recibidos. El Día del Libro también se conmemoró en privado. El viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, visitó en su domicilio en Getxo al escritor Ramiro Pinilla en un acto informal de reconocimiento a su trayectoria.

El viceconsejero de Cultura visita en su domicilio al escritor Ramiro Pinilla
Iñaki Azkuna recomienda leer a Camus por la "valentía" del escritor francés

La escritora Toti Martínez de Lezea, con su última novela La Universal recién editada, volvió a ser la madrina de la feria bilbaína y de los derechos de autor, como remarcó el coordinador de las ferias de Euskadi, Asier Muniategi. Martínez de Lezea se declaró "militante" del libro, primero como lectora y después como escritora. Sus obras, incluida la serie dedicada al público infantil, las reediciones de sus títulos más antiguos y la más reciente, La Universal, se hallaban bien colocados en las casetas a la espera de la legión de seguidores que la convierten año tras año en la autora de más éxito en las muestras del libro de Euskadi.

El presidente de la Asociación de Libreros de Vizcaya, Kepa Torrealdai, dejó aparcadas las reivindicaciones del sector para mostrar en un día de fiesta su contento por el paulatino crecimiento de los índices de lectura. Los buenos lectores necesitan de buenos autores y buenos libreros, recalcó. En la calle de Berastegi, como en todas las librerías, los volúmenes se vendían con un 10% de descuento. En otros lugares se regalaban, como, por ejemplo, a los viajeros de los trenes que unen Bilbao con Madrid y Barcelona o a los clientes que comieron en los cafés Iruña y La Granja.

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El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, lamentó no disponer de tiempo para leer los libros que quisiese, obligado a leer las obras que acepta presentar en actos públicos -cinco en lo que va de año y otras tantas en los próximos meses-, pero aprovechó para recomendar la lectura del escritor francés Albert Camus (1913-1960) por su "lucidez, inteligencia y valentía".

En primera línea de las casetas se repetían Bilbao-New York-Bilbao, de Kirmen Uribe; Londres es de cartón, de Unai Elorriaga, y los éxitos de la novela negra nórdica, con Stieg Larsson a la cabeza.

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, compra un libro en un puesto de la feria de la capital vizcaína.
El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, compra un libro en un puesto de la feria de la capital vizcaína.SANTOS CIRILO

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