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Reportaje:

El Bayern recupera la mística

Van Gaal, Van Bommel y Robben devuelven la mentalidad ganadora al conjunto alemán, que hoy recibe al Lyon - El club bávaro protege a Ribéry, envuelto en un caso de proxenetismo

La ironía es que tres holandeses -el entrenador, Louis van Gaal; el capitán, Van Bommel, sancionado hoy, y la principal estrella, Robben- son los que han recuperado la vieja mística ganadora del Bayern de Múnich, el equipo alemán que se resiste a la derrota. Su tenacidad le permitió superar las dos eliminatorias precedentes, ante el Fiorentina y el Manchester United, en los últimos instantes, cuando estaba al borde de la cuneta. En noviembre, Van Gaal estuvo con un pie fuera del club, pero un gol mal anulado al Leverkusen le permitió seguir una semana más. Hoy, el volcánico técnico, de 58 años, es una autoridad reconocida en el conjunto bávaro, que arrasó el sábado al Hannover (7-0) y hoy recibe al Olympique de Lyon en las semifinales de la Champions (20.45, autonómicas). Un territorio al que regresa el Bayern nueve años después, ausente desde que conquistara su cuarta corona, en 2001 en Milán, ante el Valencia.

La aportación táctica del técnico fue colocar como mediocentro a Schweinsteiger
Hay que defenderse atacando, sostiene Van Gaal, sin una zaga convincente

En los primeros cuatro meses se produjo un rechazo frontal a los métodos autoritarios de Van Gaal por parte de los jugadores, contrarios a que su rigor táctico les cortara la creatividad. "Tuve que cambiar mi manera de comunicarme", reconoció Van Gaal; "pensaban que debían tomar mis instrucciones al pie de la letra, pero tenían que adaptarse a las situaciones".

La principal aportación de Van Gaal fue colocar a Schweinsteiger, hasta entonces un volante con llegada, como mediocentro. El pequeño Schweini (cerdito, en alemán), siempre bajo sospecha por su lado salvaje y poco valorado en casa, ha madurado y se ha convertido en una referencia también para el seleccionador nacional, Joachim Löw, de cara al Mundial de Suráfrica. Ha contribuido a que el Bayern tenga una apreciable posesión del balón en el torneo -un 52% por un 44% del Lyon- y un buen número de goles a favor, 17, los mismos que el cuadro francés. La diferencia está en la defensa. Mucho más sólida la del Lyon, el menos goleado de la competición: seis tantos. El Bayern, en cambio, ha recibido 13, por lo que entiende Van Gaal que hay que defenderse atacando. No le queda otra a un equipo con una zaga poco convincente: un portero de escasa agilidad, Butt; dos centrales poco veloces, De Michelis y Van Buyten; un lateral muy ofensivo, Lahm, y otro que es un central reconvertido, Badstuber.

Al Bayern, en realidad, le han sostenido el vibrante Robben, con tres goles decisivos, y Olic, el sacrificado delantero croata, constante y efectivo, con cuatro dianas. Olic les ha ganado la titularidad a Mario Gómez, el potente ariete de origen español que está por debajo de las expectativas que levantó su fichaje, procedente del Stuttgart, y Klose, que parece en el declive de su carrera.

Robben está volando tan alto que incluso ha eclipsado a Ribéry, más protagonista ahora que llega la fase crucial de la Champions y el Mundial. El volante francés se escondió ayer y no compareció ante la prensa para evitar preguntas incómodas, implicado como está en calidad de testigo en un caso de proxenetismo de un club de alterne de París en el que se prostituían menores.

El Bayern quiere proteger a Ribéry en estos momentos delicados para él y amarrarlo para las próximas temporadas, a la espera de su agradecimiento. Forma parte del modus operandi del club, siempre atento a sus futbolistas cuando están en dificultades. Lo estuvo cuando Müller cayó en el alcoholismo y le ofreció un cargo como entrenador, ante la depresión de Scholl o los problemas económicos de Schwarzenbeck. El club alemán es generoso con sus mitos, algunos de los cuales, como Franz Beckenbauer, Rummenigge y Hoeness, ocupan sus altas esferas en los despachos desde hace años.

Ribéry, durante el entrenamiento de ayer.
Ribéry, durante el entrenamiento de ayer.AFP

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