El Gürtel vuelve al Tribunal Superior de Madrid
El caso Gürtel empieza a parecerse a un partido de tenis. Empezó en la Audiencia Nacional, con Garzón, saltó al Tribunal Superior de Justicia de Madrid -donde el juez Pedreira lleva el grueso de la causa-, parte se fue al Superior de Valencia, de donde fue al Tribunal Supremo porque allí lo rechazaron por dos a uno, y ahora la parte que estaba en el Supremo -la que afectaba a Luis Bárcenas y Jesús Merino- volverá a Pedreira.
Parece un galimatías, pero en sencillo. Todo depende de los aforados. Los tribunales no pueden investigar a un aforado que no les competa. La Audiencia Nacional no puede hacerlo con ninguno. Por eso, Garzón se inhibió cuando vio pruebas contra Francisco Camps, diputado autonómico valenciano, y los tres aforados madrileños, Alberto López Viejo, Alfonso Bosch y Benjamín Martín Vasco.
Pedreira, a su vez, mandó al Supremo lo que tenía sobre Bárcenas y Merino. Ahora volverá, y tendrá que tomarles declaración y decidir si confirma o no su imputación. Y abrir el sumario en lo que se refiere a ellos, ya que el Supremo mantiene aún el secreto sobre esta parte. Pero la causa podría dar otro giro.
Aforados madrileños
Pedreira tiene el caso sólo porque los tres diputados madrileños se niegan a abandonar su escaño. Si la presión pública que les está haciendo Esperanza Aguirre -el jueves se lo pidió en el pleno-, sumada a la que les llega de los medios, surtiera efecto y abandonaran la Asamblea de Madrid, Pedreira perdería el caso. El asunto, según la mayoría de las fuentes consultadas -aunque algunos dicen que iría a los juzgados de Plaza de Castilla- volvería a la Audiencia Nacional, encargada de investigar el blanqueo de capitales que hay, supuestamente, en este caso. Y volvería a Garzón, si es que antes no lo suspenden, o a otro de la Audiencia.
Es por este último elemento -la mayoría del PP teme a la Audiencia y en especial a Garzón- por el que las fuentes consultadas creen que es muy improbable que los diputados madrileños imputados, que ya han abandonado cualquier aspiración política y se concentran en defenderse y en cobrar un sueldo público todos los meses con el que pagar a sus abogados, no dejarán el escaño hasta que acabe su mandato, en 2011. Pedreira podrá seguir con la causa, pero siempre con esa espada de Damocles: puede perderla en cualquier momento. Otra variable es que el 12 de mayo el Supremo decide si ordena reabrir la parte referida a los trajes de Camps que archivó el Tribunal Superior de Valencia.
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