La fe no siempre obra milagros

Está peleando tanto el Xerez y tiene tantas ganas de rebelarse contra el descenso que el empate cosechado ante el Racing sabe a poco por la envergadura de la empresa que acomete. A falta de cinco jornadas, seis puntos le separan de la salvación y ahora le toca visitar al Barcelona. Puede que el último hálito de vida se le haya escapado en un duelo lleno de alternativas.

A ratos fue mejor el Xerez, pero casi siempre lo fue el Racing. Cuando se mezclan en un partido nervios, imprecisiones y fallos defensivos, se acaba consumando un choque algo loco, de escaso fuste y poca calidad. Tampoco debe quejarse el Racing. Tres penaltis a favor en los últimos dos partidos le han allanado el camino. Además, perdido Munitis y tocado Canales, Tchité se ha erigido en el estandarte de un equipo que estará salvado con un par de triunfos.

Empezó bien el Xerez. Marcó en la única acción interesante de Momo en todo el partido y se marchó del encuentro justo a los 15 minutos, en el momento en que empezó a diluviar en Chapín. Arana, un jugador de la cantera del Betis que despuntó en el Castellón, avisó en dos ocasiones hasta que Crespo, de la cantera del Sevilla, se inventó un jugadón al estilo de su ex compañero Daniel Alves para dejar el empate en bandeja a Tchité.

Acusó mucho el golpe el Xerez. Tanto que fue una sombra en la segunda mitad, a merced absolutamente del Racing. Un dudoso penalti de Víctor Sánchez a Bolado, anotado por Tchité, adelantó al Racing. Con todo perdido, el Xerez volvió a sus orígenes, a actuar sin complejos, y halló el empate en un remate del propio Víctor Sánchez. Todavía pudo ganar en un cabezazo de Mario Bermejo. Había vuelto a salir el sol en Chapín.