Como en la antigüedad
La antigua Roma celebraba en los anfiteatros cacerías contra animales con la finalidad de divertir al pueblo.
En la actualidad lo más parecido a estas cacerías es todo lo que engloba al mundo del toreo. Da qué pensar que sigamos en circunstancias muy similares 2.000 años después, disfrutando sin escrúpulos para ver cómo muere un animal.
Dentro de la sociedad española el 9,8% va anualmente a los toros, y tan sólo el 4,6% va más de una vez al año, es decir, el que realmente es aficionado. Aun así ponen el toreo como una de las grandes insignias nacionales. Me parece surrealista llamar arte al hecho de matar a un ser vivo que, al igual que nosotros, tiene derecho a vivir.
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