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La locomotora y el vagón

¿Qué ha hecho Francisco Camps desde que el sumario del caso Gürtel empezó a vomitar escándalos? La respuesta es bien simple: nada. Y su inacción contrasta con la acción de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, cuya Administración también está tocada de lleno por la trama corrupta que dirigía Francisco Correa y que muñía en Valencia Álvaro Pérez, El Bigotes.

Aguirre, desde que el pasado día 6 se levantó el secreto sobre la segunda parte del sumario del caso Gürtel, ha dado dos aldabonazos para sacudirse la melaza de la corrupción. Y ambos en el Parlamento regional. En el primero se atribuyó el mérito de haber destapado el caso Gürtel, aunque luego matizó sus palabras. Y en el segundo, en la misma Asamblea de Madrid, pidió públicamente el jueves a los tres diputados que formaron parte de su círculo de confianza -el ex consejero de Deportes Alberto López Viejo y los parlamentarios Benjamín Martín y Alfonso Bosch, en el Grupo Mixto desde que se hizo pública la primera parte del sumario el pasado mes de octubre- que abandonen sus escaños.

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La presidente madrileña, achuchada por la oposición, aseguró también que en el sumario del caso Gürtel su nombre sólo figura "porque estaba enfrentada con todos los de la presunta trama".

Si Esperanza Aguirre se ha dado prisa para situarse en la locomotora y desmarcarse del resto del pasaje mencionado en el sumario del caso Gürtel, el presidente de la Generalitat, Francisco Camps, ha optado por quedarse en el vagón observando el paisaje como si el asunto no fuese con él.

No es la primera vez que Camps opta por la estrategia del avestruz. El pasado mes de octubre, tras hacerse pública la primera parte del sumario, fue la dirección nacional del PP la que forzó la destitución del secretario regional y portavoz parlamentario Ricardo Costa. Ahora, la actitud es la misma: mantener el argumentario de que el caso Gürtel no altera la situación de "normalidad absoluta". Y ello, pese a que esta estrategia tiene cada vez más alterados a numerosos cargos del PP hartos de la parálisis existente.

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