La aventura poética de Natalie Merchant
Natalie Merchant (1963) entiende algo de castellano y estos días se siente intrigada por la polémica sobre las corridas de toros en Cataluña. Ocurre que ella conoció al padre de su hija, el fotógrafo español Daniel de la Calle, en una plaza de toros, "durante una gira que hicimos con REM". Vegetariana y ecologista militante, cabría imaginarla entre las filas de los prohibicionistas, "pero también puedo entender algo de la belleza del ritual, el reto a la muerte", afirma. Conoce ambas vertientes del debate, "soy especialista en llevar la contraría a quien tenga delante y he discutido frecuentemente con mi suegro, que es muy taurino". Resulta que ella incluso cantó un (hermoso) tema titulado The death of Manolete, con 10.000 Maniacs, a principios de los ochenta. Aunque aparece como autora de la letra, asegura que apenas escribió unos versos, "fue obra de uno de los músicos, tras ver un documental sobre Manolete". Con Natalie, 10.000 Maniacs era un grupo peleón. Así, eliminaron de un disco suyo la versión de Peace train, la canción de Cat Stevens, cuando supieron que el ahora llamado Yusef Islam apoyaba la fetua iraní contra Salman Rushdie. "Hacia 2004, cuando preparábamos un recopilatorio, recibimos una carta suya donde aseguraba que se habían tergiversado sus palabras. Puedo entenderlo: también me han manipulado declaraciones buscando el escándalo. Acepto que alguien se arrepienta de algo dicho en caliente, aunque sea una barbaridad. Así que recuperamos Peace train". Ya se sabe que el grupo continuó sin Natalie, con escasa fortuna, mientras ella despegó como solista gracias al impacto de Tigerlily (1995). Sin embargo, ha procurado mantener un equilibrio entre la carrera y la vida privada. Por ejemplo, hace siete años que Natalie no sacaba un disco con material nuevo. La razón se llama Lucía. "Tener hijos te transforma radicalmente, ya no hay margen para la vida bohemia. Todo gira alrededor de la nueva criatura. Durante el embarazo hasta volví a comer carne por consejo de los médicos... y ahora no soy una vegetariana ejemplar, consumo pescado. Según Lucia ha crecido, me he preocupado por regular la música, el cine, los libros que están a su alcance. No por capricho: he comprobado que las historias de Harry Potter provocan pesadillas. ¡Y no digo nada de las películas de Tim Burton!".
"No hay problema en ganarse la vida con los conciertos. Puede que terminemos como la ópera, un capricho para los muy ricos"
Consciente de que el proyecto no iba a despertar el entusiasmo de su disquera, decidió autofinanciarlo: "Para Leave your sleep, vendí una casa que teníamos en Hawai y así pude permitirme trabajar sin limitaciones. He colaborado con
[el productor venezolano] Andrés Levin, pero no buscando sus conocimientos de lo latino: sencillamente, necesitaba a alguien que ordenara algo que me ha llevado un año entero sólo en las grabaciones, con 130 músicos y muchos estudios. Yo quería ser la traductora de mis intenciones, poder interactuar con mis invitados, sin preocuparme por cuestiones técnicas". Se puede sentir satisfecha: muchas de las canciones tienen aroma a temas tradicionales, con raíces angloirlandesas. "Gracias. Lo que ocurre es que el lenguaje de los poemas te sugiere formas folclóricas. Hay algo mágico, incluso místico, en ese proceso. Pero también aparecen músicos chinos; hay reggae o ritmos de Nueva Orleans, con la banda de Wynton Marsalis. Los instrumentistas han tenido maravillosas intuiciones: entendieron que no era un disco exclusivo para niños".
No alardea de experta en poesía. "Pensaba que leer poesía era una característica de la vida contemplativa y yo ejercía de activista. Pero Allen Ginsberg cambió mi actitud. Resulta que yo escribí algo sobre los beats y eso le llamó la atención. Se me presentó y era como el tío loco que encuentras en casi todas las familias. Fuimos amigos en sus últimos años y me regalaba libros. Me hizo comprender que la poesía te hace sensible a todo lo que te rodea, que enriquece tus percepciones. En sus recitales, la palabra escrita se hacía arte vibrante. Era algo que podía aprovechar en mi música".
Junto a versos de E. E. Cummings, Robert Graves y Odgen Nash, abundan los textos de poetas de la era victoriana. "Me parece extraordinario que en aquella época se escribiera tanto nonsense, que personajes que hoy nos parecen solemnes se encerraran para evocar fantasías del tiempo infantil. Supongo que era una liberación frente a una existencia tan encorsetada. Y lo mismo en Estados Unidos, que venía del trauma de la Guerra Civil, una carnicería".
En su retorno, Natalie se encontró con una industria musical empobrecida, transformada por lo digital. Ella se había montado un estudio de grabación profesional, 24 pistas y una grabadora analógica que usaba cinta abierta. "Cuando tuve que desmontar el estudio, descubrí que nadie quería comprar esos aparatos. Finalmente, una universidad lo acogió como donación". En el conflicto de formatos, ella apuesta por lo físico: "Me gustan los discos con envolturas hermosas y Leave your sleep me ha obligado a hacer investigaciones para conseguir los derechos de fotos de autores que muchas veces habían nacido en el siglo XIX. ¡Igual termino acumulando también cajas de discos en el sótano! Bueno, hay una edición más barata, sólo con 16 canciones. Yo soy una persona táctil: si quiero leer un libro, no me sirve un aparato: necesito palpar el papel, subrayar algo, guardar un recorte del periódico...". Tiene pavor a que el disfrute total de la música quede limitado a unas élites. "Los directos siempre han sido mi fuerte, así que no hay problema en ganarse la vida con los conciertos. Pero veo que ahora se subastan las mejores entradas, puro capitalismo. Puede que terminemos como la ópera, un capricho para los muy ricos". -
www.nataliemerchant.com.
Leave your sleep. Natalie Merchant. Warner.
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