El corto plazo se instala en los mercados
La aparente obligación de los inversores de dar una respuesta puntual a todo tipo de datos y acontecimientos impide la creación de una tendencia en los mercados de valores, que se mueven por impulsos y dejan el análisis para después.
Con este ambiente, en las últimas sesiones, más que por las expectativas de las sociedades, el mercado se ha movido por la capacidad de reacción de los valores que las representan y en este aspecto han destacado los que gozan de mayor liquidez y capacidad de maniobra.
El Ibex 35 abrió esta sesión bajo el peso de las plusvalías acumuladas, circunstancia que los problemas de Grecia magnificaron, y muy pronto se produjo un fuerte desequilibrio en favor de las ventas, con lo que este índice cayó hasta los 11.372,00 puntos. En este momento, había muchos inversores que temían el inicio de una corrección importante y sobre todo cuando se conoció el dato de empleo de Estados Unidos.
Las solicitudes de desempleo, en su lectura semanal, superaron en 24.000 a las de la semana anterior, enfriando los ánimos de los que ya daban por supuesta la reactivación general de la economía. No obstante, la subida de la producción industrial de marzo, aunque menor que la del mes anterior, y el avance del índice de actividad de la Reserva Federal de Filadelfia de abril consiguieron devolver las ganas de comprar a los inversores.
Al cierre de la sesión, el Ibex 35 subió el 0,17% para quedar en 11.523,50 puntos, un dato que vuelve a situar al mercado español a la cola de Europa, pero que mantiene las esperanzas de sumarse a una posible corriente alcista.
En la Bolsa de Nueva York también se registró una pequeña recuperación desde los mínimos de la apertura, lo que permitía la consolidación de los índices por encima de los niveles de resistencia, al menos por el momento.
Los altibajos en la valoración del problema de Grecia empiezan a pesar más en los mercados de deuda pública que en la renta variable. Ayer se anularon de golpe las ventas sobre el bono español a 10 años y su rentabilidad descendió cinco puntos básicos hasta el 3,83%.
La contratación en el Mercado Continuo ascendió hasta 4.178,53 millones de euros por las operaciones de lavado de cupón.
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