Un informe judicial acusa a empresas de Padrón de una estafa de seis millones
En el fraude a Hacienda están implicados un guardia civil y un ex inspector fiscal
Hasta 30.000 litros de gasóleo supuestamente suministrados a bordo de un elegante BMW 325i. Neumáticos pagados al contado por el doble de su precio normal. Facturas falsas por doquier. Permisos de transportes inexistentes. Una empresa de grúas dirigida por un ex camarero y su esposa, ama de casa, que obtiene, pese a la inexperiencia de sus dueños, una rentabilidad del 840% en su primer año de actividad. Son algunas pinceladas de la estafa de más de seis millones de euros en cuatro años, entre 2002 y 2005, atribuido al grupo empresarial Estación, con sede en Padrón (A Coruña), según concluye el informe pericial definitivo entregado a la juez que investiga desde hace ya seis años este entramado fraudulento.
Apartado por su hermano, el administrador destapó la trama
El grupo, intervenido judicialmente, incurrió además en nueve delitos fiscales en sucesivos años al dejar de ingresar a Hacienda unos 2,82 millones de euros por el impuesto de sociedades y el IVA. Son innumerables las operaciones de compraventas y trabajos "ficticios, irracionales" o sencillamente "increíbles" que se recogen en este informe contable. El caso va mucho más allá de un tráfico de facturas falsas de gasóleo jamás suministrado, como se pensaba al inicio de la investigación abierta en 2004.
Son ya una docena de personas imputadas por esta trama, entre ellas el ex administrador de Hacienda en Ribeira y ahora inspector en excedencia Benigno Santos García, así como un capitán de la Guardia Civil, José Teijeiro Arneiros. Este último, jefe de seguridad de las sedes judiciales en la provincia de A Coruña, fue procesado en enero por cohecho por su supuesta implicación en esta estafa millonaria.
Fue uno de los tres socios del grupo Estación, un negocio de suministro y talleres de maquinaria pesada que se jacta de haber facturado en 2007 unos 23,3 millones de euros, el detonante del caso. Serafín Montenegro, apartado como administrador en 2002 por su hermano, Santiago, y por su otro socio, Carlos Mosquera Fragua, denunció primero en Hacienda el complejo y fraudulento entramado financiero, entregando incluso un libro de contabilidad de la caja B con dinero negro. Pero al no conseguir ni siquiera la apertura de una investigación, el denunciante -y ahora también imputado- llevó en 2004 el caso al Juzgado de Instrucción número 1 de Padrón.
Integrado por tres sociedades (Transportes y Grúas Estación, SL; Talleres y Grúas Estación, SL; y Servicios Estación, SL), el grupo "falseaba de forma organizada y sistemática los resultados económicos reales de su actividad", concluye el perito nombrado por la juez, Ángel Fernández Docampo. El objetivo era, mediante facturas falsas, hacer compras ficticias de miles de litros de gasóleo, o a través de una "empresa pantalla", Grúas Arosa, SL, inflar los gastos en sus cuentas oficiales "para disminuir el verdadero beneficio obtenido" y evadir el pago de millones en impuestos.
Así el grupo Estación pasó de tener 1,3 millones de beneficios en 2001 y 2002 a declarar en los tres años siguientes pérdidas anuales de entre 337.000 y 179.000 euros. "Pues bien", destaca el perito, "sólo de combustibles se detectan operaciones ficticias o anómalas que superan los 500.000 euros por período anual". Se calcula que los beneficios extra de la caja B fueron cada año de 534.000 euros.
La lista de imputados por la juez en este entramado será probablemente ampliada. Y es que "la actividad fraudulenta aumenta de grado", destaca el informe pericial, "no sólo por la aparición de nuevos operadores", en su mayoría proveedores de combustible, "sino también por la irrupción de una entidad que no puede ser calificada más que como una empresa pantalla para vaciar patrimonialmente al grupo Estación", Grúas Arosa, SL.
Constituida en 2003 por un cliente habitual del grupo, Eduardo Gallardo, y cedida gratuitamente a Gonzalo Méndez Rodríguez y Victoria Calvo Fuentes, una pareja sin experiencia alguna en el sector y con ingresos modestos hasta entonces, esa empresa "sirve tanto para proporcionar facturas falsas como para encubrir la verdadera titularidad de las operaciones de tal forma que no se imputen en la cuenta de resultados de Estación".
Son Santiago Montenegro y Carlos Mosquera, los dos administradores de este grupo -una vez apartado el tercer socio-, "quienes ostentan el control y dirección efectiva de Grúas Arosa", concluye el perito. Pese a "la tenaz resistencia" de esa sociedad a aportar justificantes de sus operaciones, enumera toda una serie de hechos, ratificados en un demoledor informe de Aduanas de 2008, que prueba que más que "visión o suerte empresarial" de sus inexperimentados dueños, Grúas Arosa es una sociedad falsa de arriba abajo: "No es veraz todo su sistema contable y legal, ni los titulares de las participaciones, ni sus actividades, ni sus valores, ni tampoco sus operaciones".
Millonarios gastos falsos en gasóleo
El grupo Estación declaró entre los años 2002 y 2005 haber gastado millones de euros en combustible que en realidad jamás recibió, ni por supuesto consumió. Sólo se trataba de maquillar sus cuentas, inflándolas con gastos ficticios para reducir sus beneficios reales.
El escrutinio, uno a uno, de albaranes y facturas de suministro de gasóleo puso al descubierto "notorias irregularidades y la falsedad de esas adquisiciones", según determina el informe pericial encargado por la juez instructora del fraude, así como otro, igual de contundente, realizado en 2008 por Aduanas.
La investigación ha detectado múltiples "incompatibilidades horarias" en el reparto del combustible, supuestamente suministrado en la sede de la empresa Grúas Estación, en las proximidades de la localidad de Padrón, por camiones que en ese mismo momento estaban en la refinería de Repsol de A Coruña, a más de 70 kilómetros de distancia.
Además ha quedado patente la "falta de capacidad de los vehículos que realizan los suministros": un camión con un depósito de 12.475 litros certificó en varias ocasiones haber entregado el doble. Incluso el suministrador de miles de litros resultó ser un turismo BMW. Tampoco el grupo Estación tenía depósitos suficientes para tanto combustible, ni su principal suministrador tantos litros almacenados como los que decía venderle.
El fraude consistía en obtener de los proveedores (entre los más implicados están Gasóleos Reyni, Fervela y Gasóleo Calefacciones) albaranes o facturas de otros clientes que no podían deducir el IVA. El grupo Estación reciclaba los justificantes, que declaraba como gastos de su flota de camiones y grúas. Y luego, al mes siguiente y con cargo a su caja B, devolvía el importe de la compra ficticia al proveedor.
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