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Reportaje:Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS. Reuters

Carta a Papandreu

A Yorgos Papandreu, Mansión Maximou, Atenas, Grecia.

Primer ministro:

Como ya sabe, los mercados financieros no están convencidos de que su Gobierno pueda hacer frente a la crisis de deuda en la que se ha visto sumida Grecia. El rendimiento de los bonos griegos ha aumentado hasta superar el 7,5% esta semana, con los diferenciales respecto a los bonos alemanes en su nivel más alto desde la entrada del euro. Debe recaudar unos 11.000 millones para finales de mayo. El enorme diferencial significa que la falta de confianza en Grecia añade 400 millones anuales a la cuenta de intereses a pagar del país. Me gustaría sugerirle respetuosamente el siguiente plan de cuatro puntos:

1. Afronte la realidad. Sus socios de la eurozona no van a ayudarle el mes que viene. Puede que hayan prometido ayuda financiera hace dos semanas, pero no hay la más mínima posibilidad de que se pongan de acuerdo sobre los periodos y las condiciones antes de las elecciones regionales alemanas del 9 de mayo, cruciales para el político futuro de Angela Merkel. La canciller alemana cree que, para empezar, ustedes no deberían recibir ayuda alguna: sus votantes no quieren pagar los gastos de sus pensionistas. Pero ahora Merkel insiste en que la ayuda prometida por la UE sólo se debería ofrecer a tipos de interés del mercado. A ese precio, ¿por qué iba a aceptarla?

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2. Deje de hablar. En los últimos meses ha insistido en que Grecia no necesita un rescate, a la vez que ha buscado la "solidaridad" de sus socios de la UE y amenazado con ir al FMI si no recibe un paquete de ayuda europeo. También ha dado a entender que Grecia debería obtener los préstamos a tipos "normales". Pero casi cada vez que abre la boca (ya sea para restar o añadir importancia a la situación), el mercado se asusta más. Así que estése callado. Concéntrese en reformar la economía y dar la vuelta a la situación del país. Los 11.000 millones que pretende conseguir no van a salir baratos. Mala suerte. No hay nada que pueda hacer. La credibilidad que ha perdido sólo se recuperará mediante una acción conjunta durante muchos meses.

3. Siga trabajando. La Comisión Europea, el BCE y sus socios de la UE creen que su plan de reducción del déficit es creíble. El FMI ha accedido a ayudar, y sus expertos ya están en Atenas para trabajar con usted. Escúcheles. Escuche también con mucha atención a Jean-Claude Trichet. El presidente del BCE ha resultado ser su aliado más fuerte, duro pero justo, durante toda la crisis, y aún tiene cierta influencia en Merkel. No está trabajando solo.

4. Diseñe planes de contingencia. Es posible que la eurozona demuestre que es incapaz de acordar un plan de ayuda financiera si la terquedad alemana persiste después de que cierren las urnas el mes que viene. Tiene que preparar un plan B y C, pero sin siquiera insinuar que está haciéndolo. Si los mercados siguen insistiendo en aplicarles unos tipos punitivos, está la opción de una operación del FMI en toda regla. Podría obtener un préstamo del Fondo a menos del 3%, y seguramente no le supondría mucho más perjuicio económico que el que ya ha acordado infligir. Por último, la suspensión de pagos no debería ser un tabú. La carga entonces pasaría de golpe a los bancos europeos a los que usted debe, sobre todo a las entidades de crédito alemanas y francesas. Merkel ha presupuestado unos impresionantes 400.000 millones de euros en posibles avales de préstamos y paquetes de rescate para los bancos alemanes. Qué ironía tan exquisita sería que sus intransigentes tácticas la obligaran a firmar un cheque enorme para limpiar los destrozos que usted ha causado.

Atentamente, un banquero amigo.

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