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Las víctimas defienden la utilidad pedagógica de su presencia en las aulas

Asociaciones y afectados rechazan las prevenciones que ha mostrado el PNV

Asociaciones y fundaciones de víctimas del terrorismo, al igual que afectados individuales, como Josu Puelles, hermano del inspector de policía Eduardo Puelles, asesinado por ETA el pasado 19 de junio, se muestran convencidos de que sus testimonios directos en los colegios pueden tener una alta eficacia pedagógica para sensibilizar a los alumnos en materia de derechos humanos y los valores de tolerancia y convivencia.

Tanto Covite como la Fundación de Víctimas del Terrorismo -ésta última con su experiencia desplegada en más de cien centros fuera de Euskadi- defienden decididamente la presencia de víctimas en los centros educativos, que el Gobierno promueve en su Plan de Convivencia y Deslegitimación del Terrorismo y ante la que el PNV volvió ayer a explicitar sus reservas, lo mismo que EA y antes Aralar.

Josu Puelles: "Han de ser especialistas los que decidan quién puede hacerlo"

El proyecto recibió el apoyo de UPyD, con matices, mientras que el consejero de Interior, Rodolfo Ares, se mostró convencido de que tendrá el máximo consenso. Asociaciones, agentes educativos y partidos tienen hasta el próximo jueves, como fecha orientativa, para enviar al Ejecutivo sus sugerencias sobre el plan. Después, el Consejo de Gobierno lo aprobará y lo remitirá al Parlamento para su debate en la Comisión de Derechos Humanos.

"Me parece una necesidad vital en Euskadi para deslegitimar el terrorismo desde edades lo más tempranas posible", declaró ayer a EL PAÍS Josu Puelles. A su juicio, han de ser especialistas -"psicólogos, pedagogos, profesores..."- los que determinen "cómo y quién tiene capacidad" para realizar esa labor. Si quienes decidan "lo consideran oportuno, no me importaría en absoluto" participar, ofreció. "Y no para transmitir odio, como dicen temer algunos nacionalistas, quizá porque son ellos los que están en clave de victimismo, sin motivo, y de revanchismo, sino para explicar a los más jóvenes lo que está pasando, por qué, y cuál es la ideología que ha provocado ya más de 800 muertos".

Las prevenciones del PNV sobre el riesgo de que se trasladen mensajes de rencor le parecen "jugar al engaño". "Nunca las víctimas de ETA han transmitido ánimo de venganza. En las concentraciones por mi hermano ponemos mil y pico nombres, también los de las víctimas del GAL y otros grupos distintos a ETA. A ver cuándo hacen eso ellos", añadió.

Puelles defiende convencido la bondad de la presencia de las víctimas en los colegios. "Se ha probado con resultados positivos en otros campos, como los accidentes de tráfico, que el contacto directo con las víctimas hace llegar mejor el mensaje a los jóvenes".

Igual opina la Fundación de Víctimas del Terrorismo, que preside Maite Pagazaurtundua. "Tenemos un proyecto idéntico y, si le llaman, la presidenta ya ha dicho que colaborará con muchos gusto. Hablamos de educación en valores de democracia y tolerancia, no de ninguna otra cosa", señaló ayer uno de sus portavoces.

También Cristina Cuesta, presidenta de Covite, el colectivo de víctimas vascas, mostró su disposición personal a ir a los colegios. "Tengo experiencia con la Comunidad de Madrid y me gustaría esa oportunidad de encuentro con jóvenes vascos en las aulas", dijo.

Cuesta valoró como "un salto pionero" el compromiso institucional con algo que hasta ahora se ha impulsado sólo fuera de Euskadi y desde la iniciativa asociativa. "Comparto la idea general de que no a todas las víctimas se les puede pedir que vayan a las aulas. Hace falta una preparación y más en Euskadi", indicó.

También está de acuerdo en que no es función de esas aulas "reparar el dolor de las víctimas", como sostuvo ayer la parlamentaria del PNV Maribel Vaquero. "No entiendo la objeción. Es obvio que no vamos a eso, igual que un ex toxicómano no presta testimonio en una escuela para curarse, sino para prevenir", ejemplificó.

Familiares de Eduardo Puelles y políticos participan el 19 de julio pasado en la primera de las concentraciones mensuales de recuerdo convocadas por los allegados al inspector asesinado.
Familiares de Eduardo Puelles y políticos participan el 19 de julio pasado en la primera de las concentraciones mensuales de recuerdo convocadas por los allegados al inspector asesinado.FERNANDO DOMINGO-ALDAMA

Las reticencias del nacionalismo

Las resistencias del nacionalismo en su conjunto a la presencia de las víctimas del terrorismo en los centros escolares como forma de sensibilización en materia de derechos humanos y de deslegitimación de quienes los conculcan no es nueva. Las reservas que ahora apunta el PNV han sido la tónica general en los gobiernos de la última década.

El nacionalismo parece albergar el temor de que el relato de las víctimas de ETA suscite, por un lado, la pregunta de por qué no se ha hecho antes, y, por otro, que pueda quizá generar rechazo en los escolares a una ideología de la que los terroristas se reclaman parte.

El Departamento de Educación, en manos de EA desde 1995 y hasta la llegada de los socialistas al Ejecutivo el año pasado, no abordó la cuestión hasta tiempos recientes, a instancias de la ponencia de víctimas del terrorismo del Parlamento. Y ello pese a la intención de hacer de los colegios un escenario privilegiado para fomentar la repulsa a la violencia que manifestó en 2001 Sabin Intxaurraga, durante su breve estancia al frente de esa consejería. "Nos parecía terrible que mataran a un concejal en un pueblo y los centros escolares de la localidad no hicieran nada", recuerda su entonces jefe de gabinete, Luis Mendizabal, pariente él mismo del asesinado Inaxio Uria.

Se pensó entonces impulsar desde la consejería concentraciones de repulsa. "Quiero que los centros educativos reaccionen ante la conculcación del derecho a la vida. Intentaré que la comunidad escolar se implique más", dijo entonces Intxaurraga en una entrevista en EL PAÍS. "Mi obligación es reorientar las actitudes del pasado. Predicaré con el ejemplo. Si se produce un atentado, acudiré al centro educativo de ese municipio para que se realice una concentración", se comprometió.

Intxaurraga fue relevado poco después por Anjeles Iztueta y ésta a los cuatro años por Tontxu Campos, ambos también militantes de EA. Bajo este último se redactó el Plan de Educación para la Paz y en Derechos Humanos, que ha reformulado el Gobierno actual y que da un papel central a las víctimas, por la eficacia pedagógica que se atribuye a su testimonio en los colegios.

Junto a las reservas que explicitó anteayer el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, la parlamentaria vasca de ese partido Maribel Vaquero apuntó ayer otra: las aulas no tienen la función de reparar el dolor de las víctimas de ETA, sostuvo. Su presencia en los centros escolares supone una cuestión "muy sensible" que requiere del consenso de la comunidad educativa, advirtió.

Mienytras tanto, el secretario general de EA, Pello Urizar, consideró preocupante que el Gobierno actual quiera "actuar con tanta celeridad". "Creo que se están haciendo las cosas demasiado rápido y habría que darle unas cuantas vueltas, porque, estando de acuerdo en la filosofía, el método puede ser erróneo", aseveró.

Lo que dice el plan

- Las víctimas son "centrales" para deslegitimar al terrorismo.

- Su ausencia del currículum educativo ha dificultado acercamientos que sí se han dado con otras violencias.

- La necesidad de su presencia "directa y activa" tiene razones "morales" y "pedagógicas". Garantiza una "instancia crítica, incómoda pero fundamental" ante "derivas indebidas", como la justificación del terrorismo o al abordar "temas delicados como el de la reconciliación".

- Se distinguen dos fórmulas: presencia física y a través de documentos en cualquier formato con sus testimonios. Los criterios pedagógicos resolverán, pero se recomienda combinar ambos.

- A la víctima se le pide "que se acomode" a lo que exige el marco educativo y a éste que cree "el clima adecuado de respeto y acogida".

- La víctima ofrecerá "reflexiones y testimonios" situados "en el ámbito de los derechos humanos" y habrá de tener "las capacidades personales" precisas para satisfacer la exigencia pedagógica buscada.

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