Las cajas comienzan hoy a negociar la fusión
Caixanova informó ayer, en un correo electrónico de tres líneas, de que su consejo ha avalado el inicio de las conversaciones para fusionarse con Caixa Galicia. Reduce así a un trámite la decisión tomada por Julio Fernández Gayoso, que el lunes 29 de marzo estampaba su firma junto a la de José Luis Méndez, director de Caixa Galicia, en un preacuerdo para avanzar en "un proyecto común". Ese proyecto lo pilotará desde el norte Javier García Paredes, número dos de la caja dirigida por Méndez, y desde el sur el director de la entidad viguesa, José Luis Pego.
"Caixanova va a estudiar el plan de mala gana y quiere darlo a entender", explicaba ayer una fuente próxima a la caja. Que sea cierto o una estrategia negociadora, se verá en las próximas semanas, cuando ambas se sienten a hacer números. Las dos han concretado quién integrará sus equipos negociadores, que pivotarán en una comisión jurídica y otra económica. La primera será la encargada de redactar el protocolo de fusión y negociar el reparto de poder en los órganos de gobierno.La segunda de las comisiones abordará el plan de negocio de la caja fusionada y las ayudas necesarias para soportar el proceso. Esas dos mesas podrán generar grupos de trabajo menores para tratar temas específicos, como la política de riesgos, la marca única, la gestión de los recursos humanos y la obra social, por poner sólo algunos ejemplos.
El clima de partida no es el mejor para alumbrar un acuerdo. Ayer mismo, desde Vigo fuentes próximas a Caixanova apuntaban a Deloitte, su empresa auditora, como la firma en la que se apoyarán durante todo el proceso. Sin embargo, Caixa Galicia da por sentado que las consultoras con las que trabajan habitualmente las cajas (además de Deloitte, PriceWaterhouseCooper) deben excluirse por razones obvias de cercanía que les restan imparcialidad. Sin cerrar puertas, la entidad que dirige José Luis Méndez aceptaría que KPMG sea la que se lleve el gato al agua, dado que ya ha elaborado una auditoría previa, pagada por la Xunta, y es independiente a ambas entidades. Este es el primer desacuerdo manifestado por separado que tendrán que confrontar según avance la negociación. Esta misma semana se celebrará el primer encuentro que marque las líneas y el calendario de actuación para llegar a un posible acuerdo con la fecha límite del 30 de junio en el horizonte.
Ni Méndez ni Gayoso participarán directamente en un proceso que se avanza complicado. La piedra angular está en el dinero público necesario para soportar los cierres y las prejubilaciones. Fuentes financieras ven dos vías posibles al margen del fondo de rescate habilitado por el Banco de España. La más accesible pasaría por solicitar al propio regulador avales para captar capital en mercados mayoristas y facilitar otras operaciones. La segunda opción está en el Fondo de Garantía de Depósitos, cuyos recursos los aportan todas las entidades españolas. Podría sufragar una parte de la factura de 3.000 millones que fuentes de Caixanova señalan como "necesarios", para sanear la caja resultante. Este fondo tiene serias limitaciones y se está utilizando en dos procesos: el de Caja Castilla-La-Mancha en la operación con Cajastur y en CajaSur con Unicaja. La propia Xunta de Galicia apoyaría cualquier petición de financiación que las cajas hiciesen si finalmente se demuestra la viabilidad del proyecto.
Desde la esfera política, el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, reclamó ayer a los directivos de las cajas que "dejen de marear la perdiz", porque la fusión "no es ni buena ni mala en función de quien la capitanee". El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, quiso pasar a un segundo plano al asegurar que la integración "está ahora en manos de las cajas", y pidió a los implicados que trabajen "a favor y no en contra" de una fusión.
