El juego bonito bien vale otro clásico

El cuarto partido entre el Madrid y el Barcelona fue el más atractivo de la eliminatoria de la Euroliga al decir de muchos, que no de todos, y especialmente de varios entrenadores, defensores a ultranza de los sistemas defensivos, valga la redundancia. Los partidos con anotaciones más altas son los que suelen captar más la atención de los aficionados. Ese último asalto fue el que más puntos registró: 162 frente a los 157 del tercero, muy lejos de los 129 del primero y de los 133 del segundo. Pero, además, fue ese el partido en que se prolongó más la pugna por la victoria en una lucha muy tensa que se reflejó en un marcador ajustado desde el principio hasta casi el final. Ettore Messina dio a entender que uno de los motivos por los que su equipo no ganó fue su falta de convicción y oficio, sobre todo cuando se trataba de dar la última vuelta de tuerca. "Nos acercábamos en el marcador y nos metían un triple desde lejos. Está claro que se decidió por esas pequeñas cosas", afirmó.

Varios colegas del entrenador italiano elogian la defensa que planteó el Madrid en los dos primeros envites con resultado dispar. Consideran errónea la lectura del juego de quienes destacamos como clave de la única victoria del Madrid (63-70) la soberbia actuación de Ante Tomic. Es evidente que sus 22 puntos, cinco rebotes y cuatro tapones habrían servido de poco si, detrás, la defensa del Madrid no hubiera corroído la munición azulgrana. Esa defensa empezó precisamente por la intimidación de Tomic dentro de la zona, que fue lo que permitió a su equipo dejar al Barça en un pobre 38% de acierto en tiros de dos cuando su porcentaje habitual es del 57%.

El Barcelona es el mejor equipo en la defensa tanto en la ACB como en la Euroliga, pero es de agradecer que, con Xavi Pascual al frente, decidiera no dar un solo paso atrás en el ataque. Pese a sus horribles porcentajes en los dos primeros partidos (11 de 48 en triples) y al bache de su mejor jugador ofensivo, Navarro, no renunció a su estilo. Y fue Navarro quien rompió las constantes de la serie con su sensacional tercer partido. De parecida manera rescató Mickeal a su equipo con ocho puntos en los instantes decisivos del primer encuentro. Es decir, al final prevaleció el juego ofensivo del Barça, que sumó 84 puntos en cada partido de Vistalegre. Los ataques ganan partidos y las defensas ganan campeonatos, según dice el tópico. Pero ¿qué sería de los Lakers sin Pau Gasol ni Kobe Bryant, sus dos mayores referentes en el ataque? ¿Y de Cleveland sin LeBron James? ¿Y del Barça sin Navarro? ¿Y no habría sido otra la suerte del Caja Laboral ante el CSKA de no ser por los 16 puntos que anotó Holden en el último cuarto?

El propio Barça las pasó ayer canutas en Manresa, donde se adivinó un revival del partido del año pasado. Entonces fueron necesarias cuatro prórrogas para desembocar en un 122-117 para el Manresa. Esta vez fue suficiente con una para zanjar con un 82-87 para el Barça. Las pasó mal el cuadro de Pascual, que llegó a acumular 16 puntos de desventaja, pero forzó la prórroga. El Manresa impugnará el partido. Considera que se concedieron siete décimas de segundo más de la cuenta a la jugada rematada por un rebote ofensivo de Grimau sobre la bocina y que valió la prolongación.

No menos apuros pasó el Caja Laboral Baskonia ante el Granada (70-69). A poco más de un minuto del final, ganaba el Granada por 63-69, pero en el esprint final no hubo color, con San Emeterio y Splitter en vena de aciertos. El Unicaja recuperó la sexta plaza con una convincente victoria (86-66) ante el Gran Canaria. Y el Madrid arrolló a Estudiantes (101-77) con un festival de triples, 17 de los 29 que intentó, y con mención especial para Jaric, Bullock y Llull, con cuatro cada uno. La insistencia del Madrid y el juego bonito del Barça bien valen otro clásico, esta vez en la ACB, el próximo sábado en el Palau.