La cultura del centro comercial se consolida en Euskadi pese a la crisis

Los centros comerciales se han convertido en uno de los refugios preferidos de las familias vascas para pasar los fines de semana. De hecho, los sábados concentran el 30% de las ventas anuales y los viernes cerca del 14%. Y es que estos grandes complejos reúnen cualidades que hacen de ellos una opción casi perfecta para pasar el día. Son accesibles, seguros, evitan las adversidades climatológicas -un factor importante en Euskadi-, permiten satisfacer las necesidades de los padres mientras cubren los gustos de los hijos y además favorecen las relaciones sociales. Lejos de disminuir la afluencia de visitantes, que se han incrementado entre un 2% y un 7,7% en función del centro comercial, la crisis sólo ha cambiado las pautas de consumo.

La gente sigue acudiendo a estos espacios aunque no pueda consumir

El modelo cambia hacia centros donde la única misión es comprar

"Hemos observado un nuevo objetivo entre el público: utilizan nuestro espacio como una alternativa de ocio gratuito donde venir a pasar el rato o participar en las iniciativas para familias y niños", apuntan fuentes del departamento de Marketing de Max Center. Y es que tal y como señala el sociólogo de la UPV Iñaki Martínez de Albéniz, la recesión "no cambia los hábitos sociales a corto plazo, estos van mucho más lentos. Las familias van porque ya se han habituado a ir aunque no puedan consumir como antes".

Por otro lado, a la hora de comprar, las familias han optado por un consumo más racional, apostando por el ahorro a través de una comparativa exhaustiva de precios. "Este hecho ha fomentado el consumo on-line y la proliferación de nuevos formatos comerciales como los outlets, los establecimientos de segunda mano o las casas de arreglos de costura", explican en Megapark.

En Ballonti, ubicado en Portugalete, señalan otras consecuencias adicionales. Se ha acrecentado la diferencia en cuanto a volumen de actividad entre la primera y las últimas semanas de mes, se han intensificado los booms de afluencia en los primeros días de rebajas y en periodos corrientes y los comercios multiplican sus promociones y precios especiales. Buen ejemplo de ello es Zubiarte, que desarrolló Shock Store, un espacio de 100 metros cuadrados que ofrece descuentos de hasta el 70%. "Pensamos que puede contribuir a mantener la afluencia de visitantes y seguir agradando a nuestros clientes", apuntan fuentes del centro comercial bilbaíno. Este centro y Bidarte, ambos situados en el centro urbano de Bilbao, ha contribuido a mantener buenos niveles de visitantes, ya que se elimina la necesidad de utilizar el coche para acceder a los centros periurbanos.

Las ventas en grandes superficies experimentaron un crecimiento interanual del 5,7% en enero de este año. En concreto, fuentes del centro comercial urbano Bidarte, ubicado en el barrio de Deusto, señalan que la crisis ha afectado principalmente al sector de la moda, el calzado y los complementos, pero "ha potenciado los restaurantes de comida rápida y las nuevas tecnologías -telefonía, Internet, videojuegos-, que permiten disfrutar del ocio casero".

Si los centros comerciales acumulan tirón en Euskadi, una comunidad que supera la media nacional de densidad de superficie en metros cuadrados dedicada a centros comerciales por cada 1.000 habitantes (358 frente a 290), es porque "simplifica" los planes y permite una mayor libertad de horarios que en los centros urbanos, señala María García Feijoo, profesora de Hábitos de Consumo en la Universidad Comercial de Deusto.

El sociólogo Martínez de Albéniz sostiene que el modelo de centro comercial está cambiando en Euskadi. Se trata de una nueva tipología que difiere de los primeros centros, como Max Center o El Boulevard, "pensados para que se parecieran a la calle, aunque fuera un simulacro artificial. Estaban articulados en sistemas de calles con idea de que la vida social pudiera fraguarse en su interior.

El sociólogo Martínez de Albéniz sostiene que el modelo de centro comercial está cambiando en Euskadi. Se trata de una nueva tipología que difiere de los primeros centros, como Max Center o el Boulevard, "pensados para que se parecieran a la calle, aunque fuera un simulacro artificial. Estaban articulados en sistemas de calles con idea de que la vida social pudiera fraguarse en su interior. Pero ese concepto está en plena metamorfosis. Martínez de Albéniz pone de ejemplo el centro Megapark, un modelo "emergente" que, de imponerse, haría que estos equipamientos "perdieran presencia social". "Está pensado sólo para consumir y trata de impedir las relaciones sociales. Son enormes tiendas a las que el consumidor accede directamente al producto. Según el experto los modelos mixtos, los centros comerciales que convergen ocio y tiendas, donde sí es posible encontrar espacios de socialización, son un "modelo decadente".