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Entrevista:CINE | Entrevista

Víctima y verdugo, cara a cara

El alemán Oliver Hirschbiegel, director de El hundimiento, se adentra en la historia real de un asesinato en Irlanda del Norte en su nuevo filme, Cinco minutos de gloria. "Si has robado vidas no hay un perdón fácil"

Es noche casi cerrada de un día de octubre de 1975, en la calle Hill, en Lurgan, Irlanda del Norte. Frente al número 37, un chaval,Joe, juega con la pelota; mientras su hermano mayor, Jim, en el interior de la vivienda unifamiliar, ve la televisión y fuma. Por la esquina aparece un vehículo con cuatro jóvenes. Desciende uno de ellos y, pistola en mano, descerraja tres tiros en la cabeza, a través de la ventana, contra Jim, un joven católico, trabajador de las canteras en la ciudad. Joe, con tan sólo 11 años, es testigo de un asesinato que le cambiará la vida. El autor de los disparos se llama Alistair Little, acaba de cumplir 17 años y pertenece a la UVF (Fuerza de Voluntarios del Ulster), un grupo que exige la venganza contra los católicos en un claro enfrentamiento con el IRA en guerra con los legitimistas británicos.

"No quise conocer a los personajes reales porque no quería sentirme atraído ni por uno ni por otro"

Pasan 33 años, Little ha cumplido ya su condena en prisión y Joe Griffin está casado y es padre de dos niñas. Un programa de televisión organiza el encuentro entre estos dos hombres, que han soportado el legado de una de las miles de muertes que provocó el conflicto armado en Irlanda del Norte. ¿Qué se busca? ¿La verdad? ¿La reconciliación? ¿El perdón? Estos hechos reales son la base de la nueva película del director alemán Oliver Hirschbiegel (Hamburgo, 1957) Cinco minutos de gloria, en la que se adentra de manera clara y sin tapujos en el mundo de víctimas y verdugos. El filme, interpretado por Lian Neeson, en el papel del asesino Alistair Little, y James Nesbitt, como Joe Griffin, el hermano del joven asesinado, se estrena en España el próximo viernes.

Parece claro que a Hirschbiegel no le van los temas delicados. Su anterior filme, El hundimiento, contaba los últimos 12 días de la vida de Adolf Hitler, en un sepulcro de hormigón de 250 metros cuadrados y a 2,80 metros bajo el suelo, rodeado de algunos de sus incondicionales mientras el ejército ruso avanzaba imparable hacia Berlín. "El hundimiento era una historia que me afectaba a mí como ciudadano alemán, a mis raíces personales. Siempre he visto Alemania como un país raro. Incluso a veces me he sentido un poco extranjero en mi propio país. Hacer El hundimiento me ayudó mucho para entenderme a mí mismo", explica Hirschbiegel, que vive en Austria desde hace 20 años. "Ya es suficiente con ser alemán, no tengo por qué vivir allí. Es parte de mi identidad, pero ahí está. Casi todos los conflictos surgen del hecho de que cada uno se ve obligado a definir su propia identidad. Lo perfecto es que cada uno pudiera tener tres o cuatro identidades. Se acabarían muchos conflictos", aseguraba el realizador en una entrevista realizada en el último Festival de Cine de San Sebastián, donde presentó en la sección Zabaltegi Cinco minutos de gloria.

PREGUNTA. ¿Qué elementos tenía el conflicto irlandés para atraer su atención?

RESPUESTA. Por un lado la singularidad de tener tus enemigos viviendo en la casa de al lado, en el mismo barrio, definiendo su postura con banderas y pinturas en los muros y, por otro, que la fuente de este tipo de conflicto es universal. Se podría aplicar realmente a cualquier tipo de violencia sectaria en cualquier parte del mundo. Realmente yo nunca he visto una película que explicara las razones, el porqué de esta violencia y estas atrocidades. Nunca he visto una película que muestre las secuelas de la violencia. La historia de verdad empieza con el dolor, con uno a quien le han disparado. Es realmente doloroso que te hayan disparado y aún más tener que enfrentarte a lo que pasa después. Para ambas personas, tanto para el que dispara como para la víctima o sus seres cercanos.

P. ¿Es imposible el perdón?

R. El perdón tal cual es buscar una solución fácil, pero en este tipo de asunto no hay soluciones fáciles. Si has robado vidas, has herido gravemente y has abusado de ellos no hay un perdón fácil. El proceso requiere dejar esta "cajita" en la cual vivimos. Todos tenemos nuestro mundo, y hay que dejarlo atrás. Sería estupendo que yo en mi mundillo te perdonara a ti que estás en el tuyo y darnos la mano, pero esto no funciona así. La especie humana es un animal tremendamente complejo. Se trata de intentar entender al contrario, afrontarlo y seguir adelante. Yo puedo perdonar a un amigo por hacer el gilipollas, porque es un amigo y la amistad es tolerancia. Si hay un vínculo emocional es fácil decir, "te perdono, vamos a tomar una cerveza", pero alguien que te ha hecho algo terrible no es tu amigo y eso es muy difícil de perdonar.

P. El filme está basado en dos hombres reales. Usted no quiso conocerlos.

R. Cierto. No les quise conocer porque no quería sentir ninguna atracción emocional hacia ellos. No quería sentirme atraído ni por uno ni por otro. En cuanto empiezas a hablar con alguien y le miras a los ojos ya tienes alguna sensación, algún sentimiento hacia él. Esto es lo que he intentado evitar a toda costa, quería permanecer neutral y no verme obligado a juzgarles.

P. ¿Pero se puede ser neutral cuando se habla de víctimas y asesinos?

R. Tienes que serlo, este es mi trabajo. Mi trabajo es, según yo entiendo, narrar una historia. No contarla con un dedo acusador. No quiero dirigir o empujar al público hacia una dirección. Quiero dar al público la máxima cantidad de información sin juzgar. A veces la gente tiende a pensar que el público es tonto, y no lo es en absoluto. Como realizador puedes enseñar situaciones extremas como la que muestra Cinco minutos de gloria. De esta manera, la gente empezará a pensar y hablar de lo que ha visto, de sus puntos de vista.

P. La historia camina por una línea muy frágil, altamente delicada.

R. Por supuesto. Pero sólo puedes tener éxito si estás dispuesto a hacer el camino sobre esa línea fina. Si quieres parar esta violencia o cualquier tipo de violencia, necesitas que la gente se pare un momento a escuchar e intentar entender al otro. La única manera de controlar tu propio odio es tratar de meterse en la mente del otro. Pero claro que es difícil y frágil. Estamos hablando de miles de muertos, de tragedias familiares, de décadas, a veces, de siglos.

"Para saber el hombre que soy tienen que saber el hombre que era antes". Con estas palabras empieza su explicación el asesino Alistair Little en Cinco minutos de gloria. Es justamente esto, el coraje de los que abandonan las armas por las palabras lo que más valora Oliver Hirschbiegel, que ahora está preparando una historia sobre la mafia en Córcega, al mismo tiempo que busca financiación para rodar también un filme sobre los niños soldados en África. "El acto de mayor valentía es el de parar y decidir cambiar de vida".

Oliver Hirschbiegel presentó en el último Festival de San Sebastián la película sobre el conflicto irlandés.
Oliver Hirschbiegel presentó en el último Festival de San Sebastián la película sobre el conflicto irlandés.JESÚS URIARTE
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