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Reportaje:

Día de examen

Nadal arrolla a Tsonga en Miami y busca romper ante Roddick una racha de diez derrotas frente a los mejores tenistas

Un gruñido cierra el partido. Rafael Nadal es quien lo lanza para acompañar el vuelo de su último golpe: acaba de sellar por 6-3 y 6-2 su victoria sobre el francés Jo-Wilfried Tsonga, el número diez del tenis; de clasificarse para las semifinales del torneo de Miami y de citarse, ahí es nada, con la penúltima prueba con la que certificar que esas frescas piernas y esos golpes, sólido el juego de fondo, punzante el de pases, son la muestra de que quizá ya está de vuelta. Esta noche le espera el estadounidense Andy Roddick, el ocho, que ha ganado más partidos que nadie este año: 24. Si le vence, Nadal habrá roto una racha de diez derrotas ante los otros ocho mejores, disputará su primera final desde enero (perdió en la de Doha contra el ruso Nikolay Davydenko) y buscará su primer título desde mayo de 2009 (Roma). Algo es seguro: lo ya conseguido, dos semifinales en pista dura tras un mes lesionado, tres en los cuatro torneos jugados este curso, es mucho. Puesto en perspectiva: de los cinco primeros de la clasificación de la ATP, sólo el suizo Roger Federer, ganador del Abierto de Australia, ha logrado mejores resultados que el español en lo que va de año. Sólo le falta un trofeo.

"Impresionante, no. Está como siempre. Corre y devuelve cada pelota", dice el francés

"Estoy feliz por haber jugado a este nivel contra un oponente tan duro como Jo", dijo Nadal, que salvó las ocho bolas de break que tuvo en contra y luego se fue a ver por televisión cómo el Barcelona empataba (2-2) con el Arsenal. "Andy siempre es un reto porque es un gran competidor y por su servicio", añadió después de firmar su segunda victoria contra uno de los diez mejores en sus últimos 12 partidos; "es un ganador. Va a ser duro. Será una semifinal muy difícil. Nos enfrentamos dos de los mejores".

Mientras Fernando Verdasco buscaba anoche las semifinales ante el checo Tomas Berdych, Nadal preparaba el examen que medirá hasta dónde llega su recuperación tras dos lesiones de rodilla en menos de un año. Hoy se sabrá si ya respira tranquilo o aún tiene hipo. Es una expresión de los entrenadores estadounidenses. No describe un estado físico, sino la inestabilidad del juego. A eso lo llaman hiccups. En los últimos meses, el mallorquín, siempre distinguido por el peso de su mente, disputa con tensión los puntos decisivos, entrega bolas de break con dobles faltas, como ante el argentino David Nalbandian en la tercera ronda, y de hipo en hipo deja escapar encuentros que tenía dominados, como frente al croata Ivan Ljubicic en las semifinales de Indian Wells. Ante Roddick, cualquier descuido tendrá el mismo castigo. El partido se decidirá en cinco puntos. Así se las gastan los sacadores en pista rápida. Así de caro está vencer al número ocho. Y así sabe que tiene que jugar el manacorense, en manos de su cabeza: "Debo estar concentrado y agresivo al resto".

Un hombre abatido dejó hace dos noches Miami. Vio muy de cerca a Nadal y pensó: "No está impresionante, está como siempre. Ya se sabe, corre y devuelve todas las pelotas que puede. Es el número cuatro, ha sido el uno, es el que está en las semifinales o la final de todos los torneos. Es un peso pesado. Contra él no puedes fallar ni una". Palabra de Tsonga. Es el turno de Rodicck.

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