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Caixa Galicia aprueba sus cuentas y da luz verde a las negociaciones

Caixanova exige ocupar el 70% de los puestos de gobierno en la caja fusionada

María Fernández

La de ayer fue una mañana agitada en Caixa Galicia. Su consejo de administración aprobó las cuentas de 2009, que no presentan ninguna salvedad, según la auditora PriceWaterhouseCooper. El órgano de decisión también respaldó, por unanimidad, el acuerdo firmado por su director general, José Luis Méndez, para sentarse a hablar de fusión con Caixanova. Las negociaciones oficiales arrancarán cuando la caja de Vigo haga lo mismo, algo que se da por hecho en el consejo que se celebrará el próximo martes. Desde el norte, el encargado de pilotar el acuerdo será el recién elegido número dos de José Luis Méndez, Javier García de Paredes. Fuentes del consejo confirmaron ayer el ascenso de este hombre de 50 años, que ahora será adjunto a la dirección con poder ejecutivo. El también secretario del consejo llegó a la entidad hace diez años procedente de La Caixa de Pensiones.

Méndez evitó ante el consejo responder a las exigencias de Julio Gayoso
El alcalde de Vigo cree que se confirma que él tenía la "verdad absoluta"

Las condiciones de partida que ha impuesto Caixanova para fusionarse están claras y equivalen a una absorción de hecho. Un reparto de poder del 70%-30% a su favor en los órganos de gobierno; la sede de la caja fusionada; la dirección y la presidencia. Casi nada. Así consta en un documento de la caja, que se lo ha comunicado a todas las partes, incluido el Banco de España, según fuentes próximas a la entidad viguesa, aunque el supervisor bancario sólo se pronunciará sobre el plan económico que presenten ambas. En todo caso les ha pedido que despejen pronto su futuro, entre otras cosas porque los fondos de rescate del FROB, mientras no se prorroguen tienen fecha de caducidad: el 30 de junio.

Con el reloj en cuenta atrás, el director de Caixa Galicia explicó ayer a su consejo que la posición maximalista de Vigo responde a una estrategia propia de cualquier proceso de este tipo. Aunque, según varios asistentes, evitó entrar en detalles sobre las condiciones concretas que Caixanova quiere imponer para salir ganadora. Méndez hizo un llamamiento a la "generosidad" y la "amplitud de miras" para lograr un acuerdo que beneficie a Galicia. Su postura oficial, expresada ayer por un portavoz, pasa necesariamente por un acuerdo "equilibrado". El vicepresidente de la caja, Salvador Fernández Moreda, expresó sus dudas sobre la posibilidad de que la fusión vaya adelante dadas las pretensiones de Caixanova. En el consejo, según las mismas fuentes, Méndez no aludió a alianzas alternativas con otras entidades ante la posibilidad de que fracase la integración gallega.

El alcalde de Vigo, Abel Caballero, insistió ayer en que los acontecimientos confirman que sus tesis son la "verdad absoluta". Caballero anunció que será una absorción ejecutada por Caixanova, quien tendría en todo momento "el mando". Lo dijo antes de retar por segunda vez esta semana al presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, a que desmienta sus palabras. Feijóo no le siguió. "Las declaraciones se califican por sí solas. Hay gente que quiere construir y otros que quieren destruir. Galicia no merece este trato", lamentó tras la reunión semanal del Consello.

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Los periodistas le preguntaron insistentemente sobre el motivo del cambio repentino de postura de Caixanova. "Es evidente que había recelos iniciales. Cuando se demuestra que la viabilidad de una fusión es posible, esos recelos fueron disminuyendo. Espero que queden definitivamente solventados". También él apeló a la responsabilidad en lo que califica de "oportunidad histórica". "Si no la aprovechamos no será responsabilidad de todos, sino de aquellos que no quieren".

No hubo en su discurso las alusiones a "personalismos estériles" de hace unos meses. Está dispuesto a aceptar la reclamación de Gayoso, que quiere un papel relevante en la fusión. La pregunta estaba cantada: ¿Cambiará la ley para permitir su continuidad? "No voy a entorpecer con ninguna declaración la oportunidad para que Galicia tenga la quinta caja de España" dijo. Incluso fue más allá: "En ese proceso hay una propuesta de las cajas de que los criterios de gobernanza serán los que fijen ellas. Posteriormente nos serán comunicados. Será ahí cuando la Xunta se pronuncie". Es decir, que si ambas acuerdan mantener sus respectivos consejos y la composición de sus asambleas, el Gobierno autónomo lo aceptará. Ahora, lo que importa a la Xunta, es "la fusión, no la ley".

También salió al paso de los rumores sobre la situación de Caixa Galicia: "Es una entidad solvente", zanjó el presidente. "Pido que no se juegue con este tipo de cuestiones por parte de nadie".

Pero todo se fía a lo mismo: las ayudas necesarias para garantizar la viabilidad de la operación, que fuentes de Caixanova cifran en "2.000 millones largos". El Banco de España es el que tiene la última palabra, y ya ha advertido que el fondo de rescate es la vía para articular el proceso. Una fuente de recursos muy cara, según cree Caixanova, porque obliga a devolver los recursos en un plazo de tiempo corto a un interés de más del 7%. La Xunta respalda esa petición de fondos.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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