El gallego hertziano cumple 25 años
Radio Galega celebró ayer el cuarto de siglo en el que se inventó a sí misma
Son Goku hizo más por el gallego que muchos políticos es uno de los grupos en boga en la red social Facebook. La colaboración de una serie animada japonesa a la normalización lingüística tuvo su origen hace ayer 25 años. "Este es el grito más vivo que nunca dio Galicia, porque en el idioma nos identificaremos todos como hermanos, nos encontremos donde nos encontremos", fueron las emocionadas palabras de Luis Losada Espinosa, el primer director general de la Compañía de Radio Televisión de Galicia aquel viernes 29 de marzo en que comenzaron las emisiones de la Radio Galega (RG).
No eran los primeros escarceos entre el medio radiofónico y el idioma gallego, pero la Radio Galega fue el primer medio enteramente en él. "Además del consabido objetivo de contribuir a la normalización lingüística y política, también se trataba de darle más pluralidad a un panorama mediático en el que había una televisión y pocas radios", recuerda el considerado "padre" de la criatura, Xosé Luis Barreiro Rivas. El entonces vicepresidente de la Xunta desmiente el tópico de que fuese una apuesta personal, contra el parecer de otros miembros del gobierno: "Fue fruto de un acuerdo muy amplio, y no sólo dentro de la Xunta, aunque no se debatió en sede parlamentaria", recuerda, igual que el coste total de poner en marcha la CRTVG, 3.600 millones de pesetas (21 millones y medio de euros).
"No había material técnico ni humano. Nos fuimos forjando en el día a día"
"Quizás no sea este el mejor momento para explotar la creatividad que hay"
Aquel 29 de marzo era un día de "cielo cubierto y gris, pero nuestras antenas de los centros emisores para A Coruña y Pontevedra brillaban orgullosas, nuevecitas, flamantes, esperando a sus hermanas de Lugo y Ourense que, dos meses después, cubrieron todo el territorio", rememora en una grabación desde Puerto Rico el primer director de la RG, Xosé Luis Blanco Campaña.
Ese relato radiofónico y los testimonios de los trabajadores de aquella época recuerdan que la escasez de antenas y de cobertura no era la única. Empezando porque el monte Xesteiras, en el que se ubicó la primera antena, ni siquiera tenía luz eléctrica, por lo que tuvieron que llevar allí un generador y abastecerlo de combustible en tractor. Los primeros días, sólo había un teléfono para todos (aunque no fuesen muchos) y las grabaciones se enviaban por coche de línea (afortunadamente, los "estudios centrales de San Caetano" estaban al lado de la estación de autobuses).
Nicolás Camino fue el primer locutor de las pruebas de emisión, un mes antes, y de aquel espacio inaugural. "Era una aventura que no se sabía por dónde iría, y ni siquiera si se acabaría. Así que era muy difícil captar a los profesionales contrastados que entonces había. No había material técnico ni humano, ni experiencias de una radio en gallego. Nos fuimos forjando como equipo y como emisora al cubrir acontecimientos, en el día a día", recuerda el locutor, uno de los pocos del equipo inicial que tenía una experiencia radiofónica previa. Un ejemplo de esa forja es la actual secretaria de dirección, Fina Piernas, que empezó como telefonista y se formó como productora a base de llamadas "como las que hacía a información de Telefónica, diciéndoles el nombre de una calle donde había pasado algo y pidiéndoles el número de algún establecimiento cercano", rememora. De lo del gallego, el primer encargado de pulir el idioma que justificaba el medio, Henrique Monteagudo, hoy secretario del Consello da Cultura y primer coordinador lingüístico de la radio autonómica, recuerda el reto de conformar un lenguaje radiofónico normativo, sobre todo en conceptos como la "pájara" de los deportistas.
La forja continua se reflejó hasta en los tanteos para el nombre. Si la televisión, que nació meses después, fue bautizada oficialmente como Televisión de Galicia, la radio nació como Radio Televisión de Galicia / A nosa radio, con los consiguientes equívocos sobre el medio que en realidad era. Después fue Radio Autonómica Galega, que tampoco aclaraba demasiado ("Radio Económica", recuerda leer en algún periódico la actual directora, Rosa Martínez) hasta consolidarse como Radio Galega. "Además de su labor normalizadora", considera la directora, "creo que también la Galega contribuyó a hacer una radio próxima a la gente. Si algo pasa en España, no somos la referencia, pero sí cuando sucede en Galicia. Y eso, entre otras cosas, porque en ocasiones es la gente la que nos avisa". En su etapa de redactora, en una protesta, se vio en la unidad móvil rodeada de vecinos que querían quemarla, y ahora recibe "con humor y resignación" las presiones del poder.
Alba Lago ha llevado también una vida paralela a la del medio, pero en sentido estricto: la presentadora de A polos 25 tiene 25 años. "Alucino con lo que se hacía, con los grandes profesionales que había y que hay", dice alguien que conoce comprimida toda la historia del medio. "Aquí hay mucha creatividad, pero quizás no sean los tiempos adecuados para poder explotarla".
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