El día del juicio de Grecia
La crisis podría ser buena si se acometen las reformas y ajustes necesarios
Crisis es una palabra griega. Etimológicamente no significa desastre, sino más bien juicio. La Iglesia ortodoxa griega la utiliza para dar el sentido de "día del juicio". Grecia se ha enfrentado ahora a una crisis importante. El resultado no es un desastre para Grecia o la zona euro. Más bien al contrario, el acuerdo alcanzado por los líderes de Europa el jueves supone un buen equilibrio entre rescate y disciplina. Otros Estados miembros de la eurozona aportarán dinero si es necesario. Así que Grecia no va a quebrar, y otros países con problemas como Portugal y España no deberían contagiarse. Pero el dinero sólo se prestará como último recurso, si Grecia no puede encontrar financiación en el mercado. Es más, la tasa de interés no será baja, por lo que Atenas tendrá un incentivo para evitar recurrir a sus socios para conseguir dinero.
Por otro lado, la participación del Fondo Monetario Internacional (FMI) ayudará a evitar que Atenas pierda ímpetu durante los duros años de reestructuración fiscal y económica. Esto es necesario, porque Grecia y sus socios débiles lucharán por recuperar su competitividad dentro de la camisa de fuerza del euro.
La mayoría de los Estados miembros de la eurozona (aunque no Alemania) se quejan del hecho de que el FMI intervenga. Pierre Briançon se refiere a esto como una "desgracia". Es cierto que lo ideal sería que la eurozona hubiera resuelto el problema de Grecia por sí sola.
Pero recurrir al FMI también tiene sus ventajas, entre ellas su reputación como estricto partidario de la disciplina. Ayudará a la eurozona a mantener su línea de firmeza en las condiciones; debería hacer entender a los griegos la gravedad de su situación. La ausencia de una opción blanda también supone presión sobre otros países de la eurozona para que reformen sus políticas fiscales y su competitividad.
Esto es esencial porque los problemas de Grecia y la eurozona están muy lejos de haberse acabado. Se necesita una profunda reforma en muchos países, para combatir la corrupción, recortar el sector público, reformar los mercados laborales y poner freno a sistemas de pensiones demasiado generosos. En última instancia, la crisis podría ser buena para la moneda única y la economía europea. Pero eso no se va a decidir con un comunicado. El juicio del jueves no ha sido el último. -
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