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Reportaje:

Tal como fuimos

Una muestra investiga el retrato de estudio en Galicia hasta mediados del siglo XX

Hacia la segunda mitad del siglo XX, el mundo cambió mucho y muy rápidamente. Aunque a muchas mujeres no les quedó más remedio que seguir despellejándose las manos en los lavaderos públicos de las aldeas y arrabales de las ciudades, la Galicia urbana y, sobre todo, más pudiente, no quedó al margen de la revolución social que aparcó el 600 a la puerta de muchas casas, invadidas de sopetón por la lavadora, la nevera, la tele y, por supuesto, la cámara de fotos.

La aplicación doméstica de la tecnología fotográfica supuso el fin de una época durante la cual el fotógrafo profesional había ejercido, casi en solitario, la tarea de documentar su tiempo, así como la custodia de los recuerdos de sus coetáneos. La aparición del retrato fotográfico había ocupado, en su momento, una finalidad propia de la pintura, y además la había ampliado al extender su mirada más allá de la nobleza y los jerarcas de la Iglesia hacia las clases sociales más humildes. A la hora de retratarlos, la dispersión poblacional de Galicia favoreció la aparición de fotógrafos que trabajaron de manera ambulante por las aldeas o se instalaron en localidades de tamaño medio, como hacían los de las ciudades en sus estudios.

El telón de fondo de Pacheco representa un camino bucólico

Unos y otros compartieron la finalidad idealizadora de sus instantáneas, lo que se lograba, en primera instancia, con la utilización del telón de fondo, que permitía situar a la persona en otro contexto. El que se empleaba en la galería de Pacheco, en Vigo, representa un camino bucólico que se pierde entre una arboleda frondosa y mullida. Aunque cuenta con más de un siglo de existencia, está preparado para volver a ejercer su oficio para los visitantes de la exposición que se acaba de inaugurar en el Centro Cultural Caixanova de Vigo, Telón de fondo. Aproximación a la fotografía de estudio 1880-1960. Los comisarios de la muestra, ambos directores del Centro de Estudos Fotográficos de Vigo, los fotógrafos Manuel Sendón (A Coruña, 1951) y Xosé Luís Suárez Canal (Allariz, 1946), han empleado buena parte de los últimos cuatro años en localizar y preparar las fotografías.

Las originales de Bernardino González, Juan Nuevo, Pintos, Sellier o Zagala se exhiben en once vitrinas temáticas que repasan aspectos cruciales del ciclo vital, como las escuelas, bodas y primeras comuniones. En las paredes de la sala de exposición, cuelgan reproducciones originales obtenidas por los comisarios a partir de los negativos vintage de fotógrafos como Pedro Brey, los hermanos Chao, José Domínguez O Lucas y Jaime Pacheco, entre otros.

El fotógrafo más emblemático de la Costa da Morte, Ramón Caamaño, figura en las dos secciones, a fin de que los espectadores puedan comprobar las diferencias obradas por un cuidadoso proceso de restauración que, en algún caso, se prolongó durante días. "Servirían para elaborar un estudio sociológico", indica Xosé Luís Suárez Canal.

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Ya lo esbozó el pintor Carlos Maside en un ensayo publicado en el año 1951, En torno a la fotografía popular, "aún no superado", a juicio de los comisarios. Maside traza una reflexión acerca del deseo de los fotografiados por representar lo duradero y permanente, de modo que las poses son hieráticas y hasta forzadas y los ambientes, fórmulas con telón de fondo. Aunque la alineación de menor a mayor de los trece hijos de la familia que retrató José Vidal hacia 1930 en Laxe, que no cupieron en dos colchas como telón improvisado, traspase con naturalidad los límites de la pequeña ficción de cada foto.

Retrato familiar tomado en el estudio de los hermanos Chao y expuesta ahora en <i>Telón de fondo</i>.
Retrato familiar tomado en el estudio de los hermanos Chao y expuesta ahora en Telón de fondo.

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