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Los partidos limitan la iniciativa de Bono de celebrar más plenos

El presidente del Congreso, José Bono, quería una reforma rápida de la Constitución para que pudieran celebrarse plenos en enero y en julio. Pero los grupos parlamentarios rebajaron ayer esta propuesta a un acuerdo político que debe renovarse al final de cada periodo de sesiones.

Los servicios jurídicos de la Cámara habían analizado las alternativas y de su informe se concluía que lo mejor era esa reforma, que hubiera sido la segunda desde 1978 y que se hubiera podido concluir en poco más de un mes. Bono tenía apoyo del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, condicionado sólo a que hubiera unanimidad. Se trataba de cambiar el artículo que dice que los periodos de sesiones serán de febrero a junio y de septiembre a diciembre. Sin embargo, los portavoces hicieron llegar hace una semana al presidente su reticencia a la reforma constitucional.

También había problemas para plasmar la iniciativa en una reforma del Reglamento, porque grupos nacionalistas exigían aprovecharla para incluir también el uso de las lenguas cooficiales. Por eso, ayer el presidente de la Cámara baja acordó con todos los grupos dejar el asunto en un compromiso político de complicada aplicación práctica. Se trata de que al final de junio y de diciembre se convocará una Diputación Permanente que, a su vez, convocará un pleno en enero y dos en julio. A petición del PP se incluirá una sesión de control al Gobierno.

En el Senado se hará lo mismo, a pesar de que hay meses en los que sólo hay un pleno. Todo parte de la preocupación de Bono por el deterioro de la imagen de los diputados y de la Cámara.

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