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Crónica:VALENCIA 1 - MÁLAGA 0 | 28ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Banega de principio a fin

Un gran partido del mediocentro argentino le da el triunfo al Valencia ante el Málaga

Banega de principio a fin: el mediocentro argentino se puso serio en la dirección para llevar al Valencia a una victoria que le afianza en la tercera posición. Todo son buenas noticias para el conjunto de Emery desde que llegó de Bremen con la clasificación para los cuartos de final de la Liga Europa: la aparición de Jordi Alba en el lateral izquierdo, el regreso del gran Baraja y hasta la recuperación de Fernandes. Lo que no varía es la proyección imparable de Banega, ignorado incomprensiblemente por Maradona.

Alcanzada la línea de fondo del extremo izquierdo, los pases hacia atrás de Mata suelen ser milimétricos. El que le dio a Villa sólo le exigió un toquecito suave al Guaje, tic, el 18º gol en la Liga, el primero después de un mes de sequía en la competición doméstica. El Valencia salió dispuesto a poner tierra de por medio y no le importó quedarse momentáneamente con uno menos tras la lesión de Miguel. Marcó con inferioridad numérica, cuando Miguel ya enfilaba la enfermería, la enésima víctima muscular de una plaga entre la zaga blanquiazul. El cuerpo de Miguel pagó la alegría con la que se tomó esos primeros 12 minutos, un esprint tras otro que terminó en la camilla.

VALENCIA 1 - MÁLAGA 0

Valencia: César; Miguel (Dealbert, m. 12), Maduro, Alexis, Jordi Alba; Joaquín, Ever Banega, Baraja (Fernandes, 85), Mata (Pablo, m. 77); Silva y Villa. No utilizados: Moyà, Bruno, Míchel, Zigic.

Málaga: Munúa; Manolo Gaspar, Iván Gónzález, Orozco, Manu Torres; Valdo, Juanito, Xavi Torres (Apoño, m. 46), Javi López (Fernando, 56); Baha y Obinna (Caicedo, m. 33). No utilizados: Arnau, Mtiliga, Portillo, Óscar.

Goles: 1-0. M. 12. Villa, tras el pase de la muerte de Mata.

Árbitro: Clos Gómez. Amonestó a Valdo, Baraja, Maduro, Manu Torres, Apoño, Obinna, Alba, Caicedo

Unos 40.000 espectadores en Mestalla.

Banega ha mezclado bien con Baraja porque, aunque se parezcan, son muy diferentes. Coinciden en su conocimiento del juego. Entre ambos, adiestraron la pelota con una autoridad insultante para disfrute de los atacantes locales. Acompañados por Jordi Alba, lateral izquierdo improvisado, dotado de la explosividad y la frescura necesarias para consolidarse en esa posición.

Con Alexis ahora de lateral derecho, el conjunto de Emery perdió profundidad por la derecha. Salvo un disparo alto de Baha tras un rechace de Alexis, del Málaga no hubo noticias más allá de su escasa resistencia y de la lesión de Obinna, que dio paso al ecuatoriano Caicedo. Muñiz lo negó pero su equipo parecía tener la cabeza lejos de Mestalla, en concreto en el próximo duelo en la Rosaleda ante el Tenerife, duelo decisivo para asegurar la permanencia.

El Valencia sintió que el partido era demasiado fácil y, sin embargo, no terminaba de cerrarlo porque, pese a su aplastante dominio, tampoco es que se sucedieran las ocasiones. Así se marchó al descanso, con la ambigüedad de sentirse muy superior, pero no lo suficiente para haber liquidado el encuentro.

Disgustado con sus centrocampistas, Muñiz prescindió de dos de ellos en el arranque del segundo tiempo (Torres y López) para darle aire a su equipo con Apoño y Fernando. Ganó presencia el Málaga y el Valencia notó, ahora sí, que había partido. Y hubo de intervenir César, quitándole desde el suelo, con la rodilla, el remate a Caicedo, listo para empatar tras un centro de Fernando.

El público despidió a Baraja con una ovación muy sentida y Villa daba la sensación de llegar exhausto al final del encuentro. Entró Fernandes, esta vez de mediocentro tras su buena experiencia como central ante el Almería. Villa no terminaba de estar contento: sabía que había desaprovechado una gran ocasión para acercarse a Messi en la tabla de goleadores. Banega sí, Banega lanzó un grito desesperado a Maradona. Quiere estar en Suráfrica y ya no sabe cómo demostrarlo.

Villa intenta controlar el balón.
Villa intenta controlar el balón.JOSÉ JORDAN

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