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El santuario mafioso italiano en la Costa del Sol empieza a tambalearse

El acoso policial obliga a algunos capos a trasladarse al norte de África

Javier Martín-Arroyo

"Cuando se percatan de que somos policías y vamos a arrestarlos, respiran profundamente. Se alivian porque no somos parte de una vendetta. Y porque ser fugitivo, cansa" explica un inspector de la policía responsable de las detenciones internacionales en Málaga. La mafia italiana siempre ha considerado la Costa del Sol como un refugio ideal donde camuflarse y continuar con sus negocios ilegales.

A golpe de teléfono o con mensajeros que viajaban hasta Nápoles con cada directriz escrita bajo el brazo, los capos han ordenado asesinatos y dirigido las entregas de cocaína desde poblaciones como Fuengirola y Marbella. Sin embargo, ese camuflaje inició su declive en 2009, cuando fueron detenidos en España una decena de capos. El impulso a la lucha antimafia es notable, ya que durante la última década habían caído 36 jefes de clanes mafiosos de la Camorra y la 'Ndrangheta. Ciro Figaro, el último de ellos, fue detenido hace sólo un mes en Marbella tras haber secuestrado al hijo de un capo rival.

Ya no conducen Mercedes sino 'scooters' para pasar desapercibidos
La policía detuvo a una decena de capos en España durante 2009

"El intercambio de información ha dado resultados y ha sido un año muy positivo", detalla Jesús Santos, magistrado de enlace en la Embajada española en Roma. "Si no se detienen más fugitivos es porque no hay más órdenes de detención cursadas por los carabineri", añade.

Los responsables policiales presumen de una eficacia del 100% al detener mafiosos italianos en Málaga. En cuanto la policía italiana sospecha de que un boss está escondido en la Costa del Sol, los agentes localizan su escondite. Y eso que cada vez depuran más su estrategia para pasar desapercibidos. Los mafiosos mantienen la estrategia de la invisibilidad, ya no destacan entre la colonia italiana y han contratado a españoles como sus testaferros. Pero sobre todo, ya no son ostentosos: no conducen Mercedes sino pequeños scooters, viven en adosados y no ampulosos chalés, y se desplazan hasta 50 kilómetros para llamar por teléfono en locutorios lejanos y dificultar su rastro. "Uno venía desde San Pedro Alcántara hasta Málaga sólo para hacer sus llamadas", relata este inspector.

Esta efectividad ha provocado que muchos capos hayan optado por refugiarse en el norte de África, aunque su arraigo en la Costa del Sol permanece. "España es un país de paso y últimamente lo están evitando", confirma el responsable del Grupo de Localización de Fugitivos. El mafioso se dedica a dar órdenes y mantiene un perfil bajo, con pequeñas inversiones en restaurantes italianos o empresas de importación y exportación.

Los tentáculos de la mafia son tan extensos como sus ganancias. Sólo en 2009 movieron la friolera de 130.000 millones y tanto capital necesita movimiento. Éste se traduce en el tráfico ilícito de droga con los cárteles colombianos y mexicanos para la cocaína y los afganos para la heroína, compraventa de armas, seres humanos, empresas de apuestas y negocios emergentes como los préstamos usurarios que disfrutan 180.000 comerciantes con intereses desorbitados. Además, la extorsión o el pizzo afecta a 150.000 personas.

Desde que en agosto de 2007 la 'Ndrangheta acribilló a tiros en Duisburgo (Alemania) a seis miembros de una banda rival, la Dirección General Antimafia italiana incrementó sus equipos de inteligencia para coordinar las peticiones rogatorias de detenciones y la localización de los capos en Europa.

Pietro Grasso, fiscal nacional antimafia, destaca la importancia de confiscar el patrimonio mafioso. "Al margen de qué país se queda con los bienes, eso es lo de menos. Nos interesa retirarle el patrimonio al mafioso, no al Estado español", subrayaba al recordar las dificultades surgidas en algún caso para reclamar la potestad de los bienes entre Italia y España. El país transalpino intervino sólo entre 2008 y 2009 un patrimonio valorado en 5.000 millones de euros.

Para Pietro, el punto flaco es que la ley española no es tan agresiva contra el blanqueo de capitales de origen mafioso. "Necesitamos una legislación homogénea, porque la italiana está muy avanzada para confiscar los bienes y en España tenemos rastros de sus inversiones", explica. El fiscal se refiere a que la confiscación de bienes aún no se puede realizar por meras sospechas de que sus propietarios pertenezcan a la mafia.

"Pero seguirán viniendo porque nos ven como un santuario: las dos horas de vuelo, la extensa colonia italiana, la facilidad del lenguaje... Nos quedan muchos pasos para engrasar la colaboración", argumenta Santos.

El último mafioso detenido

CIRO FIGARO. Este mafioso tenía secuestrado al hijo de otro capo rival hasta su reciente detención en Marbella. Figaro era uno de los prófugos más peligrosos y tenía pendiente una condena de once años por tráfico de drogas y homicidio.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.

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