La anarquía del Werder, baza del Valencia

"Hemos visto muchos vídeos del Werder", contaba ayer el valencianista Dealbert, "y son jugadores muy buenos, pero, al tiempo, muy anárquicos: conceden muchas ocasiones de gol". A eso se aferra hoy el Valencia en Bremen (19.00, Canal+), a que sea un partido de ida y vuelta, para poder superar el 1-1 de Mestalla y plantarse en los cuartos de final de la Liga Europa, lo que no consigue desde 2006. El Werder es el máximo goleador de la competición, con 22 tantos, ocho de ellos del peruano Pizarro, el más certero del torneo. El Valencia recupera a Villa, ausente ante el Barcelona por un esguince de clavícula y que ayer se relajaba en el avión contemplando un capítulo de Perdidos.

"Sus centrales [el brasileño Naldo y el alemán Metersacker] son muy poderosos, pero, como si fueran sobrados, no marcan encima", añade Dealbert, el único central sano de un Valencia que ha perdido efectivos por doquier en las últimas semanas tanto por sanción (Ever Banega y Pablo) como por lesión (David Navarro, Alexis, Albelda y Mathieu). A Dealbert todavía le dura la indignación por el penalti en contra de la ida (un empujoncito de Banega a Pizarro tras un centro lateral: lo transformó Frings) en contraste con los placajes que vio el martes en el Chelsea-Inter, de la Champions: "Ésos sí eran penaltis y no pitaron ninguno". Frings, por cierto, es baja hoy en el Werder.

El Valencia se ha roto por el espinazo. Le faltan centrales y mediocentros. De modo que Maduro aparece casi por obligación en el once a pesar de que no convence ni de defensa ni de centrocampista. Puestos a elegir la opción menos mala, el entrenador, Unai Emery, se inclina porque Marchena arrope a Dealbert en el centro de la zaga mientras Maduro avanzará al medio. ¿Junto a quién? "Ni idea", responde Baraja mientras firma una docena de fotografías con su imagen a unos hinchas alemanes que le reconocen de los buenos tiempos en el Valencia, cuando el club de Mestalla fue alguien importante en Europa, hace un lustro. Hasta que se le cuela una foto de Mata entre el fajo que le ofrece el seguidor. "Que ése no soy yo. Es Mata", le advierte el Pipo, probablemente titular hoy en detrimento de Fernandes, un caso enigmático, puesto que tiene todas las condiciones físicas y técnicas para triunfar y no las aprovecha. O, al menos, no en las dos oportunidades que le dio Emery en el Calderón y el Camp Nou. A Baraja, a los 34 años, le queda poco fútbol, pero puede ser tan bueno como el que enseñó en Brujas en la anterior eliminatoria.

"Estoy fastidiado porque Albelda y Navarro son los que dan carácter al equipo", dijo Manuel Llorente, el presidente. El club teme que se repita lo del curso pasado: acechado por las lesiones, el equipo se derrumbó en el último tramo. Para que no se repitiera se cambió de preparador físico, médico y fisioterapeuta. "Y ha vuelto a suceder. Algo hemos hecho mal estos dos años", dijo un directivo.