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Declarado culpable de matar de una paliza a un agente en Irún

Un jurado popular concluyó ayer que el joven juzgado en San Sebastián por propinar una fuerte paliza a un guardia civil fuera de servicio en una discoteca de Irun, el 1 de enero de 2009, es culpable de un delito de homicidio.

El juicio se celebró la semana pasada en la Audiencia Provincial de Guipúzcoa. El pasado lunes, el tribunal se retiró a deliberar y ayer al mediodía, dio a conocer su veredicto: el acusado no tenía intención de matar al agente, pero era consciente de que "con su acción producía un elevado riesgo" para su vida, "aceptando el resultado fatal". Por ello, le declara culpable de un delito de homicio "con dolo eventual".

El jurado ha desestimado la pretensión de la acusación particular, que representa a la familia de la víctima, de que la discoteca sea considerada responsable civil de la muerte.

Según el relato que el tribunal considera probado, sobre las 7.45 horas, el imputado y la víctima coincidieron casualmente en el interior de la discoteca. El acusado se acercó al agente y, tras intercambiar unas palabras, "le empujó y le lanzó repetidos puñetazos en el abdomen y en la cara".

La víctima cayó al suelo y el imputado "se colocó" sobre ella, le "propinó varias patadas en la cabeza y llegó a pisársela "con fuerza". Varias personas intentaron llevarse del lugar al acusado. En un primer momento, logró zafarse de ellas y golpear al fallecido.

Muerte por asfixia

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A consecuencia de los golpes, el agente quedó inconsciente "en posición decúbito supino, lo que causó la obstrucción de la vía aérea superior, por relajación de la musculatura oro-faríngea y, por tanto, la asfixia y el fallecimiento".

Tras la lectura del veredicto, la Fiscalía y la acusación particular reclamaron 14 de año de prisión para el procesado. La defensa, pidió cuatro años por homicidio imprudente. El abogado defensor señaló a este periódico que su cliente no puede ser condenado a 14 años de prisión porque, según indicó, esa pena corresponde al delito de homicidio "con dolo directo", esto decir, cuando se prueba que el acusado tiene intención expresar de causar la muerte. Durante el juicio, la defensa sostuvo que el imputado era culpable de un delito de lesiones con la eximente de actuar bajo los efectos del alcohol y las drogas.

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