Los cernícalos salvadores
La Junta prueba un plan para espantar a las palomas con aves menos dañinas
Compiten por el mismo espacio. Los cernícalos y las palomas se han acostumbrado a vivir en muros de edificios históricos. Las palomas se multiplican por las ciudades con apenas límites mientras que las poblaciones de cernícalos han disminuido considerablemente debido a los efectos de los insecticidas y también por la pérdida de sus hábitats naturales, como oquedades de las fachadas de las iglesias o monumentos. Ahora la Consejería de Medio Ambiente ha apostado por ellos y en contra de sus competidoras. Por numerosas ciudades se han repartido cajas nido que se instalarán en estos inmuebles y en los que sólo, por su reducido tamaño, podrán anidar los cernícalos.
Las colonias de cernícalo primilla (falco naumanni) se expanden por los cascos urbanos. Ocupan preferentemente parroquias, conventos, murallas y castillos. Les gusta la historia y regodearse sobre los restos del pasado. Los expertos, que datan su origen hace miles de años, alaban el valor añadido que suponen para la belleza monumental de las ciudades. La especie está incluida en la categoría de interés especial en los catálogos andaluz y nacional de especies amenazadas.
El hombre ha sido su peor enemigo. Los productos tóxicos de los campos las han dañado pero, sobre todo, su principal lastre es la eliminación de sus hogares preferidos. Los huecos de las fachadas donde los cernícalos anidaban han sido tapados. También las rehabilitaciones han olvidado las épocas reproductoras de la especie. "Las obras de restauración de edificios se han hecho de forma poco conciliable con el medio ambiente", protesta Francisco Hortas, responsable del proyecto de conservación del cernícalo primilla en Cádiz.
La Consejería de Medio Ambiente ha comenzado a instalar cajas nido por numerosos inmuebles históricos de la comunidad. Sólo en Cádiz se ha actuado en 15 municipios. Entre las medidas, se instalarán 180 nidales creados para la ocasión. Son pequeñas casas que se colocan en lugares poco visibles, como azoteas, y donde los cernícalos ganan posibilidades de anidar.
Al mismo tiempo se ha probado con la instalación en techos de tejas de vasijas, donde también puede criar esta especie, o recuperar los mechinales originales, esos huecos en las paredes donde los cernícalos se sentían como en casa. Para ello se pide a los constructores que les den una profundidad de 50 centímetros y que tapen la entrada para que no sobrepase los siete centímetros. De esta forma, las principales enemigas de los cernícalos no entrarán.
Porque el plan, además de salvar los cernícalos, sirve para ahuyentar a las dañinas palomas, cuyos ácidos excrementos y su amplia población son la pesadilla de los ayuntamientos. Se ha comprobado que donde haya instalada una colonia de cernícalos de tamaño medio, el número de palomas se reduce.
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