"Hoy seguimos necesitando el carácter ganador"
Chaves se despide con un mensaje de combate al desgaste del partido
A Manuel Chaves le habían dejado la parte emotiva. Y su discurso lo fue, pero también mucho más. En el preámbulo de este congreso en el que los socialistas andaluces van a cambiar de referencia tras 16 años, sus compañeros, y él mismo, habían hablado de su informe de gestión como de un espacio para el testamento tierno, afectivo, para la evocación y los agradecimientos conmovedores, quizás para anécdotas curiosas e historietas de despedida. Sin embargo, tan sólo al final se dejó vencer por el sentimiento al mencionar a su familia. Antes se empleó a fondo en construir una intervención con un fuerte contenido político y reflexiones sobre la crisis.
Apenas se refirió a las causas de su relevo como presidente de la Junta sólo dos años después de revalidar su sexta victoria consecutiva. Aún menos a la atropellada y controvertida convocatoria del congreso para entregar la secretaría general a José Antonio Griñán. "Tenía claro de que había que hacerlo, las cosas están claras y no necesitan de más explicaciones", zanjó.
La intervención tuvo un fuerte contenido político y reflexiones sobre la crisis
Al ex presidente se le quebró la voz cuando pidió perdón a su familia
Casi toda su alocución gravitó en torno a la idea del que el PSOE andaluz tiene que ganar el futuro y trazó dos trayectorias paralelas: las del PSOE autonómico y la Andalucía de la era democrática. "Contamos con una gran ventaja: que, en Andalucía, la idea de cambio y de mejora está ligada sustancialmente al PSOE de Andalucía". "Hoy seguimos necesitando ese carácter de partido ganador que hemos demostrado y revalidado en todos estos años".
El repaso de su gestión fue de una fugacidad casi imperceptible. Poco balance, y el que hubo, extremadamente genérico y enlazado siempre con metas y retos para los años venideros. Sin embargo, las menciones a la crisis abundaron, de hecho, jalonaron todo el informe, ya fuera para señalar a los culpables con el dedo acusador como para dar recetas con las que remontar el bache. Un ejemplo de lo primero: "Podemos comprobar que quienes decían defender la libertad de mercado han terminado por llevarlo a él, y a todos nosotros, al borde de un precipicio del que sólo estamos pudiendo salir conjugando de nuevo aquellas palabras que muchos dieron por perdidas: cooperación, solidaridad, responsabilidad (...) Los responsables de esta crisis, los que entronizaron la avaricia, elogiaron la codicia y fomentaron la especulación".
Y los mensajes de ánimo: "Es hora de plantar cara a las dificultades y explicar a la ciudadanía que hay una agenda progresista válida (...) que lo tengan los ciudadanos claro: será el PSOE el que saque a Andalucía y España de la crisis". Reconoció, no obstante, que se aprecia un acusado desgaste en la marca PSOE y un "déficit de confianza".
Al PP -aludido con el genérico "la derecha"- le dedicó párrafos mortíferos. Sobre todo a su consigna de catalogar como régimen las victorias encadenadas del PSOE desde que comenzó la autonomía. "Cuando se acusa a un partido de llevar mucho tiempo en el gobierno, en realidad, ese reproche no va dirigido a nosotros, va dirigido a los ciudadanos (...) Aquí vivimos un régimen de libertades y derechos, con todas las garantías, todo lo demás son excusas de mal perdedor"
La emoción estalló, por fin, en el momento que empezaron los agradecimientos a su familia. Ahí el guión anunciado se cumplió. A Chaves se le quebró la voz y le asomaron las lágrimas. Sobre todo, cuando pidió perdón a su esposa, Antonia Iborra, y a sus hijos, Iván y Paula, "por lo que hayáis podido sufrir a causa de mis responsabilidades políticas". No dijo nada de la incansable campaña de los populares por la subvención de la Junta a la multinacional Matsa, donde trabaja su hija como abogada, ni al rastreo pertinaz al que han sido sometidos sus hermanos, aunque el plenario se levantó en un sonoro aplauso.
También fue un momento de ojos brillantes el reconocimiento a la labor y apoyo, por este orden, de Luis Pizarro, que deja también la vicesecretaría general, y Felipe González. A José Antonio Griñán lo nombró para pedir a los suyos el mismo apoyo que le han prestado a él. Sobre la clasificación de estos tres dirigentes en apartados distintos hubo múltiples interpretaciones.
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