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Entrevista:ESTEBAN MORCILLO | Candidato a rector de la Universitat de València

"Mi partido político es la Universitat de València"

Ignacio Zafra

Asegura Esteban Morcillo (Oliva, 1951) que es difícil pelearse con él porque de forma casi natural trata de alcanzar consensos. Algo de eso debe tener para haber llegado a ser el favorito en las elecciones a rector de la Universitat de València. El catedrático de Farmacología empleó la diplomacia para convertirse en el candidato del actual equipo rectoral. Y su crédito entre el profesorado para proclamarse ganador (con el 36,47% del voto ponderado) en una primera vuelta con cuatro candidatos. Morcillo se medirá el martes con María Antonia García Benau, catedrática de Economía Financiera y Contabilidad.

Pregunta. ¿Qué logros destacaría del periodo que termina en la Universitat de València?

"Me considero una persona progresista e independiente"
"La burocratización es excesiva. Es necesario hacer una importante reforma"
"La universidad tiene que ejercer su autonomía en todos los niveles"
Más información
Morcillo pide el apoyo social al proyecto de campus de excelencia

Respuesta. Ocho años de gobierno de Francisco Tomás no son fáciles de resumir. Yo creo que en esta universidad, que es una gran universidad, un referente cultural, científico y académico de la sociedad valenciana, el rector Tomás ha hecho un esfuerzo por proyectar la imagen de la Universitat de València y abrirla a la sociedad. Y después le ha tocado vivir una gran expansión de una universidad con tres campus, que tiene presencia en el casco histórico con edificios recuperados para disfrute de los valencianos. Y eso ha sido una inversión muy importante en un escenario financiero que todos sabemos que ha sido difícil más allá de la crisis, porque ha habido problemas con la financiación de las universidades públicas valencianas, no sólo la nuestra.

P. ¿Qué ha faltado por hacer?

R. Yo diría que una de las necesidades imperiosas de la Universitat de València es una importante reforma administrativa. La burocratización es excesiva. La obligación legal de cumplir con la administración electrónica puede ser la oportunidad para que esta universidad enfrente esa reforma.

P. ¿Cómo va la implantación del plan Bolonia? Muchas clases se siguen dando como siempre cuando nos habían contado que uno de los grandes cambios que traería sería una cierta revolución en la forma de aprendizaje para hacerla más participativa.

R. La Universitat de València ha implantado ya más de 20 grados adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior. El gran reto lo tendremos también el próximo curso, en que habrá que implantar el resto. Se ha implantado de forma distinta según centros. Algunos han hecho la implantación completa, todos los cursos al mismo tiempo. Otros han elegido escenarios progresivos. Y lo que está claro es que esa implantación debe hacerse con dos sistemas. Un seguimiento y un estudio de la calidad de la implantación. Es importante que en ambos procesos haya una implantación muy activa del profesorado y sobre todo de estudiantes. Porque con esos seis años que da la Aneca (Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación) para estudiar las características de la implantación, si sabemos hacer bien el seguimiento y el sistema interno de garantía de calidad, y sabemos escuchar bien la voz de los estudiantes, seremos capaces de hacerla bien.

P. Se ha hablado mucho del Campus de Excelencia Internacional, pero el dinero asignado al programa está muy lejos del que han puesto Francia y Alemania en iniciativas similares, por no hablar de los presupuestos de las universidades que ocupan los primeros puestos en los rankings internacionales. ¿Si no es por dinero, por qué es tan importante el campus de excelencia?

R. Siempre podríamos hacernos la ilusión de que habrá más dinero. Si el escenario económico estatal fuera más ilusionante podría pensarse que el Estado haría una inversión económica mayor. Sobre todo Francia y Alemania han hecho unas inversiones muy importantes para sus campus de excelencia. En España la única convocatoria que conocemos, que es la pasada, tuvo unas inversiones que fueron realmente simbólicas. 50 millones en subvención para I+D y 150 millones en anticipos reembolsables. Si lo queremos mirar en positivo hemos conseguido tres millones y ocho millones compartidos con la Universidad Politécnica de Valencia. Pero quizá, como pasa en otros contextos, la ilusión ha estado más en recibir ese reconocimiento que en la cantidad económica. El reconocimiento es importante, pero no porque la universidad lo necesite. Es importante dar el mensaje de que la Universitat de València es una gran universidad, los rankings internacionales y nacionales, tanto en investigación como en docencia, en recepción y envío de estudiantes, nos sitúan en una muy buena posición. Ya somos una universidad internacional. Pero ¿cómo quedar fuera de esa categoría? Es algo inasumible, y ha suscitado un enorme interés por recibir la etiqueta. Es un reto inmediato que tenemos como universidad.

P. Hay quien cree que usted evitará aún más el conflicto con la Generalitat que el actual rector Francisco Tomás. ¿Está de acuerdo?

R. Es que la palabra conflicto no me gusta. Yo creo que un rector o rectora de la Universitat de València tiene necesariamente que tener una relación basada en el respeto mutuo entre las dos instituciones. Pero también tiene que hacer ejercicio de su autonomía universitaria en todos los niveles, desde la académica a la financiera, pasando por la organizativa. Y tiene que hacer respetar una universidad que, se olvida a veces, tiene más de cinco siglos de historia, es la de más peso de la Comunidad Valenciana, la que más títulos oferta a la sociedad, un referente académico, cultural y científico. Y por tanto a la Generalitat hay que pedirle su apoyo y todo el respaldo.

P. Su equipo integra personas de distintas sensibilidades con experiencia en la gestión, y fuerte personalidad. ¿En qué se basó para confeccionarlo?

R. Yo creo que no debe disociarse equipo y programa. Lo primero que piensa una candidatura, y lo digo en plural, es buscar un muy amplio grupo de trabajo para redactar un programa que tiene que ser adaptado a las necesidades expresadas por la universidad. Muchas reuniones de trabajo con colectivos muy distintos. Estudiantes, PAS (personal de administración y servicios) y PDI (personal docente investigador). El equipo que después se diseña tiene que ser equilibrado, independiente, cohesionado y universitario, centrado en la universidad. Tiene que tener equilibrio entre los tres campus. Y nuestra candidatura tiene un 60% de mujeres, que es una forma de plasmar el compromiso de la candidatura con las políticas efectivas de igualdad, que es uno de los valores que incluimos en el programa dentro del apartado campus de los valores. 60% de mujeres es el tope de lo que permite la ley y es por tanto una apuesta firme en la dirección correcta.

P. Se ha barajado la idea de integrar las candidaturas, dado que hubo cuatro, para crear un gobierno universitario más fuerte. ¿Qué opina?

R. Yo creo que en primer lugar hay que respetar las decisiones que legítimamente tuvieron algunas personas para presentar sus candidaturas. Hubiera sido una opción reducir el número de candidaturas, pero pasado el día 12 de enero, que era la fecha tope de presentación, yo diría que ese escenario no es posible. Como idea sí creo que la persona que sea elegida rector o rectora debe tener el más amplio consenso posible para representar a la universidad con fortaleza, y defender mejor los intereses académicos de la institución ante la sociedad valenciana y frente a la Generalitat.

P. Esta semana corrieron ciertas maledicencias. ¿Quiere decir de qué partido político se siente más cercano?

R. A mí me gusta decir que mi partido político es la Universitat de València. No tengo carné de ningún partido ni estoy afiliado. A lo largo de mi vida académica he ocupado diversos cargos de gestión y de política universitaria. Y siempre he defendido con intensidad y trabajo los intereses de la universidad concebida como una institución pública que da servicio público a la sociedad. Me considero una persona progresista e independiente. No creo que las personas que me conocen bien y de muchos años me puedan definir como una persona con veleidades conservadoras o anticuadas. Y como funcionario público defenderé siempre mi institución. Yo creo que no hay que caer en esos juegos de insidias. Hay que leerlos en clave de campaña electoral y no tomarlos en serio.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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