Ya sólo queda Juan
Ibarrangelu homenajea al último superviviente de la batalla de Matxitxako - Pesqueros mal armados se enfrentaron al 'Canarias'
Juan Tellechea, de 94 años, guarda la memoria intacta. Ayer hizo 73 años que participó en la batalla del cabo Matxitxako, en plena guerra civil. Es el único superviviente vivo del enfrentamiento, pero ayer no asistió al homenaje que Ibarrangelu, su localidad natal, rindió en su honor. Reside en Asturias y la edad le impide viajar. Aún así, no se ha olvidado de aquel 5 de marzo, de cómo cuatro pequeños pesqueros intentaron hacer frente al crucero Canarias de la marina franquista.
"El Gobierno vasco nos puso dos cañones y a luchar contra ellos. Fue como un gato que jugaba con un ratón", relata al otro lado del teléfono. La suerte jugó en su contra. Marino mercante, tuvo que abandonar su barco en Inglaterra y terminó enrolado en la Marina Auxiliar de Euskadi, fiel al Gobierno republicano, para cumplir con el servicio militar.
El 4 de marzo los bous Bizcaya, Nabarra, Donostia y Guipuzkoa pusieron rumbo a Francia. Debían escoltar al mercante Galdames, que transportaba refugiados, hasta Bilbao.
A medianoche, los barcos perdieron la comunicación entre sí, tal y como quedó registrado en las notas de Alejo Bilbao, comandante del Bizcaya: "Continuamos navegando, viendo las siluetas del mercante y de los buques escolta hasta medianoche. Al amanecer del día 5 se avista la luz de Matxitxako sin indicios de embarcación alguna. A las 08.20 siendo mi creencia que tanto el Galdames como los buques Nabarra y Donostia no han entrado a puerto decido cambiar de rumbo".
Juan formaba parte de la tripulación del Nabarra. Recuerda que hacía mal tiempo, que la mar estaba revuelta. "Cuando llegamos a Matxitxako apareció el Canarias; no nos dejó pasar. No paró hasta que ardió todo el barco", rememora.
El enfrentamiento se saldó con el hundimiento del bou, la avería de los otros tres pesqueros, y la captura del Galdames.
"Éramos 50 y sólo nos salvamos 18" -su voz se entrecorta por primera vez-. "A mis nietos les diría que no caigan en esa desgracia, en esa clase de enfrentamientos, que huyan de la guerra". Ese mismo día la guerra terminó para Juan. Fue apresado con el resto de supervivientes, encarcelado en San Sebastián y condenado a muerte. El frente del norte caía nueve meses más tarde, en octubre de 1937.
"Un militar vasco que formaba parte de la tripulación del Canarias lo movió para que nos quitaran la pena. Al salir de la cárcel me dejaron tranquilo y salí a navegar". Volvió al mar y su última campaña fue en Naviera Vizcaína cuando se jubiló. Pero antes, y una vez que fue liberado, tuvo que volver a hacer la mili tras la guerra, esta vez con Franco. No la había terminado.
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