Argentina hunde a Messi
El equipo de Maradona penaliza a su estrella y se impone a Alemania con un fútbol pobre
Argentina tiene un porterazo. Un tipo de estampa atlética, de presencia dominadora, sereno y resolutivo. Se llama Sergio Romero, juega en el AZ y ayer no hizo una sola parada hasta el minuto 76. Descolgó más de 20 centros -eso sí- y jugó con los pies. Romero tocó más balones que Messi, y si no dio más pases que Mascherano tampoco anduvo lejos. De su actuación se deduce la línea general del partido que se jugó en Múnich. Por el despliegue de Romero se intuye la clase de equipo que es la Argentina de Maradona. Bueno para lucir portero. Malo para Messi. Peligroso, en cualquier caso. Extremadamente peligroso.
Argentina dominó a Alemania porque es un equipo con capacidad para tumbar a cualquier rival. Pero su peligro no queda ahí. Si esta propuesta vacía de ideas que traslada Maradona, si ese juego dedicado al pelotazo, pendiente de algún error, de algún rechace, culmina por acaso en la conquista de la Copa del Mundo, el efecto tendrá consecuencias demoledoras para el fútbol argentino. Si triunfa Maradona -y con él los predicadores populistas que lo sostienen-, a medio plazo el fútbol argentino como fenómeno nacional, como manifestación social distintiva, alumbrará una crisis de identidad y de talento sin precedentes. Será el invierno nuclear.
ALEMANIA 0 - ARGENTINA 1
Alemania: Adler; Boateng, Mertesacker, Tasci, Lahm; Schweinsteiger (Khedira, m. 75), Ballack; Müller (Kroos, m. 67), Özil (Cacau, m.66), Podolski; y Klose (Gómez, m.45).
Argentina: Romero; Rodríguez, Demichelis (Burdiso, m. 56), Samuel, Heinze (Clemente Rodríguez, m. 50); Mascherano; Jonás, Verón (Bolatti, m. 90), Messi, Di María; e Higuaín (Tévez, m.61).
Goles: 0-1. M.45. Pase largó de Di María para Higuaín, que se anticipa a la salida de Adler y marca a puerta vacía.
Árbitro: Martin Atkinson (Inglaterra). Amonestó a Schweinsteiger, Samuel, De Michelis, Cacau y Messi .
Partido amistoso disputado en el Allianz Arena de Múnich.
Higuaín aprovechó un error de Adler para marcar el único gol del partido
Argentina se afirmó en Mascherano, en su portero, en sus veteranos centrales. Apuntalada en ese bastión buscó a sus tres atacantes con balones bombeados. Alemania achicó la cancha y defendió en el círculo central. Fue una táctica de alto riesgo, puesta en escena por un grupo de jóvenes entusiastas pero inexpertos. Higuaín, astuto en cada movimiento, y Di María, excelente como extremo zurdo, trazaron desmarques difíciles de contener. Unos metros por detrás, Messi intentó unir las líneas desesperadamente. Verón no lo ayudó. Más bien lo dejó expuesto. Y Messi vivió una tortura. Recibió de espaldas, encimado en el medio campo, sin nadie a quien asociarse la mayoría de las veces. Colgado en un desierto, el delantero entró en uno de esos procesos melancólicos que lo asaltan cada vez que juega con su selección.
Junto con Cristiano, Messi es el futbolista con más recursos para expresar su talento individualmente. Pero el fútbol tiene sus reglas y para que los aventureros solitarios tengan éxito precisan de un orden que los sitúe en un terreno favorable. El mecanismo para conseguir esto se llama pase. Sin pases, no hay desbordes. Como Argentina es un equipo con problemas para pasar la pelota, choca. Como choca, sólo le queda una opción: el pelotazo. Así consiguió su gol. Hubo un rechace en el área de Romero, el balón le cayó a Di María, y el zurdo del Benfica buscó a Higuaín con un lanzamiento de 40 metros. Los alemanes estaban metidos en campo rival y quedaron descubiertos. El balón botó a la espalda de los zagueros, Higuaín se escapó de Mertesacker y se anticipó a la salida de Adler, que llegó tarde. El Pipa se quedó solo y definió ajustado al palo. Precisamente el Pipa, postergado por Maradona, se convierte en el nueve del Mundial.
El reverso de la alegría de Higuaín, la cara oculta del entusiasmo desbordante de Maradona, Mancuso y el Negro Henrique, fue ese Messi desquiciado que le hizo una entrada temeraria a Lahm y por poco no le parte el tobillo en dos.
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