El ridículo olímpico de Rusia
El presidente Medvédev pide dimisiones tras los pésimos resultados en Vancouver
Tras la mediocre actuación de Rusia en los Juegos de Vancouver -con sólo tres oros quedó en el undécimo lugar del medallero, su peor resultado-, el presidente Vladímir Medvédev pidió ayer a los responsables deportivos que dimitan o se arriesguen a ser despedidos. "Deben tomar una decisión valiente y presentar su dimisión, y si no pueden, les ayudaremos", dijo el jefe del Estado, que abogó por un "cambio radical" del sistema de preparación, ya que "se agotaron" las posibilidades heredadas de la URSS. Tanto Vitali Mutkó, ministro de Deportes, como Leonid Tiagachev, presidente del Comité Olímpico, son considerados cercanos al primer ministro Vladímir Putin. Mutkó trabajó con éste en la alcaldía de San Petersburgo a principios de los 90 y Tiagachev ha sido su entrenador de esquí.
Los altos cargos no han asumido responsabilidades, pese a la andanada de críticas en los medios de comunicación. En una entrevista, Mutkó alega que el equipo no tuvo "suerte" y que los problemas comenzaron en 2002, cuando se incluyeron en el programa olímpico disciplinas en las que Rusia, según él, no tenía práctica. En el periódico Gazeta, Mutkó acusa de los fallos a las autoridades regionales y a las escuelas deportivas y propone como remedio que los entrenadores sean nombrados por el Gobierno. Alega también que sólo tras su llegada al cargo (en 2008) se ha presentado una "estrategia de desarrollo de la cultura física y el deporte hasta 2020".
"En época soviética, los funcionarios deportivos no se permitían llevar a sus esposas, amantes y amigos a los torneos importantes, y ahora eso es corriente (...) Hay demasiados que consideraron la dirección de las federaciones como un negocio familiar, una empresa privada", afirma la triple campeona olímpica de patinaje Irina Rodniná. Refiriéndose a Tiagachev, Rodniná señala que "todo le va estupendamente, es senador y su centro de esquí cerca de Moscú funciona con éxito con criterios comerciales". En el equipo olímpico "no hay predisposición" para la victoria, "comenzando por los dirigentes, los entrenadores y acabando por los deportistas", dice la campeona, pesimista respecto a los Juegos de 2014, en Sochi. "Dudo mucho que alguien pueda dar un plan de trabajo para los próximos cuatro años", afirma. Por su parte, el patinador Yevgueni Plushenko, (plata en Vancouver) declaró a Sovietski Sport que le habían dado 30.000 dólares (22.148 euros) para entrenarse durante más de medio año. "¿Dónde está el resto del dinero? ¿En qué bolsillos se ha quedado?". El Tribunal de Cuentas ha anunciado que investigará los gastos de los Juegos.
A diferencia de la URSS, que solía encabezar la lista en los Juegos de Invierno, Rusia ha ido perdiendo peso. El bajón desde Turín 2006 (cuarto puesto: 22 medallas, 8 de oro) ha humillado a la afición y ha demostrado el carácter propagandístico de la promoción del deporte. Tras la llegada de Putin a la presidencia en 2000 la televisión estatal realizó un gran esfuerzo para divulgar los deportes de invierno.
Los expertos atribuyen el mediocre resultado de Vancouver a la falta de un sistema deportivo que sustituya al de la URSS, cuando el deporte estaba integrado en las escuelas, las empresas y el Ejército. También lo atribuyen a la corrupción. Además, una treintena de atletas, no todos rusos, no pudieron competir en los Juegos tras violar las normas contra el dopaje, anunció la Agencia Mundial Antidopaje. Medvédev instó ayer a concentrar esfuerzos en Sochi, pero se acumulan los problemas. Aparte de los ecologistas y de los ciudadanos expropiados están las dificultades geográficas para los constructores.
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