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Tribuna:TRIBUNA DE LA EDUCACIÓN
Tribuna
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Respetar la facultad de Ciencias de la Información

La posibilidad de convertir la Facultad de Ciencias de la Información en un centro universitario de segundo ciclo, ha provocado la reacción más viva, más solidaria y más firme de cuantas los alumnos y profesores han tenido que adoptar alo largo de su zarandeada historia académica. La primera lección que cabe sacar de los hechos, es que la Facultad existe, que hay una corporación consciente de sus intereses y celosa de lo que entiende ha de ser la entraña académica, científica y profesional de los estudios que han de cursarse en ella. El hecho está ahí y no puede ignorarse por nadie: la facultad de Ciencias de la Información de Madrid, que se opone hoy rotundamente a su reconversión en una Facultad de sólo segundo ciclo, no puede ser marginada a la hora de las decisiones: el punto de vista de los profesores y de los alumnos, que son los que de verdad conocen los términos exactos del problema, no sólo ha de ser oído, ha de tener carácter decisorio: es la propia Facultad la que ha de decidir sobre lo que quiere ser y cómo quiere ser.

Evidentemente el proyecto de convertir la Facultad en un centro de sólo dos cursos, responde a un deseo de enderezar lo que se entiende que no funciona: existe dentro y fuera de la Facultad, la creencia justificada de que es necesario revisar a fondo todo el planteamiento del centro, para que las promociones que salgan de él, respondan a las necesidades de la sociedad actual, tanto en lo que respecta a la investigación científica como al ejercicio profesional en las distintas actividades y medios de la comunicación de masas. Pero, este replanteamiento, que ha de tener a la vista lo que se hace en otros países, la opinión de los científicos y de los expertos y profesionales del mundo de la información y comunicación colectiva, no puede hacerse desde fuera de la Facultad: sería un proyecto viciado en sus mismas raíces, vuelto de espaldas a la realidad aunque fuera legal desde los planteamientos de un ordenamiento universitario que no reconoce de hecho la autonomía de las universidades.

Y ¿cuáles son los problemas, las deficiencias y los fallos que exigen una revisión profunda de toda la situación? Una enumeración rápida de los problemas a encarar, podría ser la siguiente: la Facultad de Madrid, con sus seis cursos de vida, sigue sin instalaciones técnicas y sin personal adecuado para el desarrollo de unas prácticas profesionales imprescindibles en los estudios de Ciencias de la Información; la Facultad no tiene dotación para sus departamentos científicos, en los que no existen bibliotecas, ni personal auxiliar que permita el desarrollo de planes de investigación; la Facultad no tiene ni un sólo catedrático de las materias propias del centro, lo que impide la orientación específica que ha de tener la vida académica y no permite tampoco cumplir los estatutos universitarios en cuanto a la elección de los cargos académicos; la Facultad no tiene junta ni claustro, incumpliéndose así el propio ordenamiento universitario que establece la participación de todos los estamentos en el gobierno de la Facultad; la Facultad no tiene presupuestos para prácticas a pesar de su carácter tan experimental como una facultad de Medicina; la Facultad, tan abierta a toda la realidad desde su perspectiva científica teórica, carece en absoluto de me dios para cualquier actividad cultural; la Facultad, en definitiva, padece un Plan de Estudios que no es más que una amalgama de materias sin ningún criterio científico unitario y en el que no se valoran adecuadamente las disciplinas específicas propias de las Ciencias de la Información.

Pero, es necesario ir a las causas de tan lamentable situación y hay una causa sobre todas: la facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid, ha sido gobernada siempre desde fuera de ella misma. Decanos-comisarios, con alguna excepción, juntas y comisiones extrauniversitarias, políticos de ideologías diversas, profesores influyentes, etcétera, han gobernado la Facultad desde fuera para provecho propio y de sus amigos y del brazo de quien ostentara el Poder en cada momento. Cambios de Planes de Estudio, dotaciones de plazas de profesores, confección de tribunales, sustitución de una asignatura por otra, cambios en denominaciones de materias, etcétera, son otras tantas muestras de este puesto de arrebatacapas que ha sido hasta ahora la facultad de Ciencias de la Información de Madrid. Estas y no otras son la explicación del estado actual de la Facultad, en la que 7.000 estudiantes son las víctimas indefensas de una de las páginas más tristes de la Universidad española.

Así se explica la reacción unánime de hoy cuando a la Facultad se la trata de reconvertir otra vez desde el exterior. Así se explica la exigencia de la inmediata constitución de un claustro y una junta en la que estén, equilibradamente representados, todos los estamentos de la Facultad.

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