¿Por qué matan las riadas?
Las riadas matan porque el hombre no respeta los cauces. La elevada intensidad de la lluvia, la rápida escorrentía del agua por laderas y vaguadas, la alta erosionabilidad de los suelos volcánicos son los ingredientes que agrupados en pequeñas cuencas torrenciales con grandes desniveles han configurado, en Madeira, el escenario perfecto para una terrible "riada relámpago".
Así funciona la naturaleza. La gente del país lo sabe, los expertos también, la historia nos lo recuerda: en Madeira, las riadas de 1803 y de 1993, también fueron catastróficas. Las riadas matan cuando en las zonas expuestas a estos fenómenos se ubican viviendas, carreteras e infraestructuras diversas. El último informe de evaluación global sobre la reducción del riesgo de desastres, de la secretaría de la ONU para la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres, nos indica que suponiendo un nivel de peligrosidad constante, el riesgo de mortalidad por inundaciones aumentó un 13% entre 1990 y 2007 y el riesgo de pérdidas económicas creció un 35%. Concluye diciendo que el principal impulsor de esta tendencia es el rápido incremento de la exposición.
En Madeira, y también en Cataluña y en España, el desaforado crecimiento urbanístico de los últimos decenios no ha tenido en cuenta en absoluto las zonas expuestas a los riesgos naturales. En Cataluña más del 15% del suelo urbanizado está en zona inundable. Tenemos conocimiento, tecnología y ordenamiento para mitigar el impacto de los riesgos naturales. Por ejemplo, los mapas de zonas inundables son herramientas básicas para evaluar la peligrosidad de ríos y torrentes. Pero, ¿por qué no se toman las decisiones de ordenación territorial apropiadas para mitigar el riesgo de desastre? ¿Qué precio tendremos que pagar para que las riadas dejen de matar.
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