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Reportaje:24ª jornada de Liga

"La diferencia con el Barça y el Madrid es sólo de nombres"

Tras seis años "durísimos" en Rusia, 'Chori' Domínguez ha caído de pie en el Valencia

"Me llamó Villa por teléfono para darme la bienvenida. Mata me recibió muy bien y Banega me sirve de guía". Ha caído de pie Alejandro Chori Domínguez (Quilmes, Argentina; 1981) en el Valencia, que le viene, por su estilo de juego, como anillo al dedo -hoy visita al Atlético (21.00, Canal +), que recupera al portero De Gea-.

"El Valencia da gusto: juega por abajo y con mucha velocidad, también al contragolpe. La diferencia respecto al ataque del Madrid o el del Barça es de nombres, no de jugadores. No tenemos nada que envidiarles", dispara Domínguez con voz nasal, pillada por un resfriado, calibrando las posibilidades ofensivas de Villa, Silva, Mata, Pablo, Joaquín y él mismo, llegado en el mercado invernal procedente del Rubin Kazán, ruso, sin que el Valencia haya tenido que pagar traspaso. De ahí, el entusiasmo del director deportivo del club, Fernando Gómez: "Le vimos en directo en Barcelona y en Milán ante el Inter [en la presente edición de la Champions]

"El Valencia da gusto: juega por abajo y con mucha velocidad", explica el argentino
En una fase baja de su carrera, recurrió a un psicólogo, ayuda que todavía usa
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. Es muy bueno con el balón y sin él, en velocidad y en pausa, en cualquiera de las cuatro posiciones de ataque...".

"Me da vergüenza definirme", dice tímidamente el jugador, hijo de un reparador de techos de tejas y de una ama de casa, aunque admite su debilidad en el golpeo de cabeza y resalta que se siente cómodo tanto en la mediapunta como en las bandas o incluso en la punta del ataque: "Ahí uso mi velocidad". También es un notable lanzador de faltas, pero sin permiso todavía en el equipo de Unai Emery para tirarlas. El encargado es Villa.

Lo extraño es que no haya sido ni una sola vez internacional absoluto con Argentina. "No hay explicación", dice. O tal vez sí. Hay que remontarse a la Copa del Mundo juvenil de 2001, disputada en Argentina. Propulsado por Saviola y D'Alessandro, el combinado local, con un promedio de tres goles, arrasó hasta coronarse campeón frente a Ghana, si bien en los octavos de final el lateral derecho francés Mendy rompió un tobillo a Domínguez. Fue una lesión brutal. "Parecida a la de Filipe Luis, del Deportivo. Una entrada por detrás de Mendy, del París Saint-Germain. Es difícil olvidar ese nombre, pero no guardo rencor", recuerda El Chori, ya fichado en ese 2001 por el River Plate de su originario Quilmes. Pasó tres años más bien discretos en Los Millonarios, arrastrando secuelas en ese tobillo y hubo de operarse de nuevo. Y el entrenador en esa última fase, Manuel Pellegrini, apenas contó con él. En una etapa baja de su carrera, recurrió a un psicólogo para que le desbloqueara: "Es una ayuda más que sigo utilizando".

"Rusia era la única posibilidad que había", confiesa Domínguez, en busca de lo desconocido en 2004 con su esposa y su hijo. Iniciaba así un ciclo de seis años, "durísimos", metido en una verdadera montaña rusa. "Hablo ruso. Lo estudié seis meses. Me fue medio mal el primer año y medio. Venía de River, en el que la obligación era ganar y jugar bien, y en el Rubin se conformaban con un empate". Pero al tercer año cambió la suerte: marcó 17 goles y llamó la atención de un gigante a punto de despertar, el Zenit de San Petersburgo, que pagó siete millones por él. Dos años de éxitos en los que coincidió con Arshavin y Pogrebniak, "grandes jugadores, pero personas complicadas", y lo ganaron todo: la Liga tras 24 años, la Copa de la UEFA y la Supercopa europea.

Hasta que El Chori chocó con el entrenador, el holandés Dick Advocaat. "A finales de 2008, tuve un problema de salud. Presenté los documentos traducidos, pero Advocaat no quiso ayudarme y me mandó a entrenarme con el filial. Volví un año más al Rubin y a ganar la Liga". Marcó 18 goles en 31 partidos. Aunque advierte: "Mi obligación no es hacer goles, sino trabajar para que los metan otros". Su deslumbrante actuación en la Champions le abrió las puertas de algunos de los mejores clubes. Eligió Mestalla. "El Rubin me ofrecía mucho más. Perdí dinero, pero en Valencia gano calidad de vida".

<i>Chori</i> Domínguez, en la ciudad deportiva de Paterna.
Chori Domínguez, en la ciudad deportiva de Paterna.JOSÉ JORDÁN

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