Un debate de sordos sobre la crisis

Que el debate monográfico sobre la crisis en la Comunidad de Madrid iba mal encaminado se puso ya de manifiesto con la primera intervención en la Asamblea de Madrid, la del portavoz popular, David Pérez. En su explicación sobre porqué la presidenta regional, Esperanza Aguirre, había aceptado el envite del portavoz de IU, Gregorio Gordo, de explicar en una sesión dedicada a la crisis su postura sobre el despido libre o sobre el retraso en la jubilación, Pérez se creyó que estaba en el Congreso y no en la Asamblea de Madrid.

"Hay cuatro millones de motivos, a los que nos ha conducido el Gobierno socialista", espetó, en referencia a los parados que hay en toda España y de los que a Madrid pertenecen medio millón. Y a partir de ahí, los populares se enredaron en hablar de lo que debería hacer el Gobierno del presidente José Luis Rodríguez Zapatero. La portavoz socialista, Maru Menéndez, entró al principio al trapo, aunque luego se centró en la Comunidad de Madrid y ofreció una batería de pactos, sin detallar. Y el portavoz de IU, Gregorio Gordo, se preocupó de no colocarse ni con unos ni con otros.

Y todos, escudados en datos estadísticos que se cruzaron como dogmas de fe, acabaron haciendo oídos sordos a los argumentos de los demás. Al final se acabó aprobando lo que estaba previsto: las resoluciones propuestas por el PP, que para eso tiene la mayoría.

Aferrados en sus posiciones, los grupos dieron muestras de tener pocas soluciones para la crisis que sufren los madrileños, sobre todo los parados, y escaso espíritu para pactar soluciones para esta situación. Y en especial la presidenta regional, que se esperó a que hubieran terminado las intervenciones de los portavoces de PSM e IU para ofrecer sus propuestas, de tal forma que éstos no tuvieron oportunidad ni turno para discutirlas.

"No piensen que voy a utilizar esta tribuna para expresar la enmienda a la totalidad a las políticas de Zapatero". Esta frase de aviso de Aguirre precedió a una larga crítica a la gestión del Gobierno central, a la que dedicó el 90% de su intervención. A la situación de la región, apenas cinco minutos. De poco le sirvió a la portavoz socialista rebajarle el cargo: "Usted no es la jefa de la oposición a Zapatero".

La receta de Aguirre para superar la crisis iba enfocada a la política nacional: dijo que en España lo difícil no es despedir, "lo difícil es contratar"; propuso cambiar la legislación laboral y señaló como un problema "el sistema de negociación colectiva". También destacó la energía nuclear por ser "esencial para la competitividad"; reclamó la austeridad que no gasta en su Ejecutivo regional -donde ha duplicado los directivos en siete años- para el de Zapatero; y pidió la reforma de las pensiones y volver a la estabilidad presupuestaria.

¿Y en Madrid? Pues Aguirre alardeó de que "las políticas económicas que ha aplicado el Gobierno regional en seis años han dado sus frutos", pese al medio millón de parados. Sacó un gráfico sobre el desempleo en otras comunidades y, como dijo Gordo, dibujó una región "que parece una patena"."Su gestión ha sido un fracaso", le afeó a Aguirre el portavoz de IU, Gregorio Gordo, que le recordó que "sigue siendo la responsable de medio millón de parados".

Luego le tocó el turno a la portavoz socialista, Maru Menéndez, que perdió mucho tiempo en entrar al trapo de la presidenta y tratar de defender al Gobierno. En eso atinó más su portavoz adjunto, José Manuel Franco, que al defender las resoluciones socialistas, le dijo a Aguirre: "A los ciudadanos que están en paro les importa poco el de Andalucía, Cataluña o el resto del mundo. Gobierne para ellos".

En las réplicas, Menéndez se defendió mejor y en pocos minutos desgranó las ofertas de los socialistas para salir de la crisis, con una serie de planes con el objetivo de crear unos 100.000 empleos en la región. También destacó la fuerte deuda de la Comunidad de Madrid -que, dijo, se sitúa ya en torno a los 13.000 millones- y exigió a Aguirre: "Póngase a trabajar".

La presidenta aprovechó los minutos finales del debate para hacer sus propuestas. Y en la votación, el PP rechazó todas las de la oposición. La mayoría de las suyas abundan en su vieja tesis de reducir impuestos, aunque se trata de medidas destinadas a pequeños grupos de población y que no contienen el desempleo ni van a empujar a los madrileños al consumo. Como la deducción de 1.000 euros en el impuesto de la renta de las personas físicas para los menores de 35 años que abran empresas, el pago de las tasas municipales por la Comunidad a quienes abran negocios este año o los nuevos mínimos en ese impuesto para las familias numerosas. Aguirre, al menos, dijo una gran verdad: "De esta crisis no se va a salir a base de milagros, sino de esfuerzo, trabajo y sacrificio".