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Editorial:Editorial
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Concertar es rentable

Un acuerdo en materia de reforma del mercado de trabajo constituiría una buena señal, generadora de confianza, que aumentaría las probabilidades de recuperación económica. Que la concertación en ese ámbito sea posible dependerá de la flexibilidad que los representantes de los empresarios y de los trabajadores pongan sobre la mesa. Un indicio favorable ha sido el desbloqueo reciente de la negociación salarial. A los sindicatos no se les puede culpar de haber desencadenado o acentuado la grave crisis económica que vive España. Tampoco cabe atribuirles la alimentación de aquella expansión desmedida de la construcción residencial en la que se fundamentó la expansión de la economía española en la década anterior al estallido de la crisis financiera en EE UU, durante el verano de 2007.

Durante esos años los gobiernos se cruzaron de brazos, y también lo hizo el Banco de España, ante la escalada del endeudamiento de todos los agentes económicos. Nadie hablaba entonces de reforma del mercado de trabajo; incluso algunos cualificados académicos e instituciones se esforzaban en explicar que la emigración había conseguido hacer una reforma de hecho al conseguir introducir un amplio contingente de factor trabajo barato, una de cuyas consecuencias fue el aumento de la temporalidad de los contratos hasta representar un tercio de todos los ocupados en las vísperas de la crisis. Esa flexibilidad laboral sobrevenida contribuyó igualmente a la contención del crecimiento de los salarios reales. Al menos al mismo ritmo que crecían los beneficios empresariales.

Cuando llega la crisis el paro se dispara, pero no por la intransigencia de los sindicatos, sino porque saltan por los aires esos contratos precarios. Más de la mitad de desempleo proviene del desplome de la construcción, es decir, entre los trabajadores con contratos temporales. Es, por tanto, un error serio de diagnóstico atribuir el ascenso del paro a la actitud de los sindicatos. Casi tan importante como creer que cualquier reforma del mercado de trabajo supondrá un freno inmediato de la destrucción de empleo y un aumento de las contrataciones.

Reformar el mercado de trabajo hacia una mayor flexibilidad de derecho es necesario. En primer lugar, para facilitar la inclusión en el mismo de los jóvenes. También para facilitar la transición al día después de la recesión y, en todo caso, para contribuir al fortalecimiento de la confianza de los agentes. Existen ámbitos claramente mejorables, desde la flexibilización de las condiciones de negociación salarial hasta la convergencia entre los que no cobran nada por el despido y los que cobran demasiado. La actitud de los sindicatos es más esperanzadora que la de una CEOE hipotecada por una retórica simplista y el cada día más cuestionado predicamento de su presidente. Si el Gobierno define con habilidad la agenda de reforma, los sindicatos deberían demostrar que su actitud reformista no esta cuestionada, como no es de rigor hacerlo con su contribución a la pacificación social en los últimos años.

Los efectos favorables de la concertación serían mayores si van acompañados de acuerdos entre los partidos en otros ámbitos más urgentes, como la financiación autonómica o la reordenación de las cajas de ahorros, de los que depende la percepción de los mercados financieros y la necesaria oxigenación crediticia de las empresas. -

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