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Reportaje:

Fin de fiesta acuchillado

Una mujer mata a su pareja de una puñalada en el pecho - Ella no le había denunciado por maltrato, según la policía

Jacqueline L. N., ecuatoriana de 26 años, asestó ayer una sola puñalada en el pecho a su pareja, el rumano Vasile Potrache, de 28 años, lo suficiente para que éste cayera muerto de manera fulminante en el piso que compartían con un número indeterminado de personas en la calle de Sierra de Cuerda Larga (Vallecas).

Sobre las ocho de la mañana los vecinos del inmueble escucharon a una mujer pidiendo auxilio. También oyeron carreras y gritos. La mayoría se dio una vuelta en la cama e hizo caso omiso. O dormían demasiado profundamente o estaban ya habituados a que entre la noche del viernes y la mañana del sábado se escuchara música latina y gritos en el piso de la pareja.

Además de ellos dos, queda constancia de que allí vivían también Rosa Claudina M. V., de 50 años y madre de Jacqueline, y un amigo latinoamericano de la pareja. "Eso que sepamos, pero por aquí pasaban 70", explica un vecino del inmueble.

"Broncas no oíamos. Música, toda la del mundo", insisten los vecinos
"Los viernes se mamaban y la liaban", dice uno de los inquilinos

La policía no recibió un aviso de lo sucedido hasta las 9.30. Había transcurrido más de una hora desde el ataque. La supuesta homicida utilizó este tiempo para localizar a familiares y amigos. Cuando la policía y los servicios de Emergencias llegaron al lugar de los hechos, la joven estaba acompañada por su madre, que también fue detenida, y por otros amigos que acudieron con ellos a declarar a comisaría. Después de dar versiones contradictorias de los hechos, Jacqueline acabó asumiendo que fue ella quien clavó a Vasile un cuchillo de cocina en el pecho. El arma estaba, efectivamente, en el piso. La policía no había confirmado ayer el móvil del crimen y aseguraba no tener constancia de denuncias de la mujer por malos tratos.

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Emergencias confirmó que la víctima tenía una única herida. Algunos vecinos testificaban que Jacqueline se marchó con un corte en la cara, pero los sanitarios de Emergencias aseguran que no atendieron a nadie.

En la escalera de la finca, la discusión versaba sobre la convivencia de la pareja. Nadie reconocía haber escuchado discusiones ("broncas no oíamos; música, toda la del mundo", insistían los vecinos), pero una mujer rememoraba una ocasión en la que se vio a Jacqueline con un collarín. "Me he operado", respondió la chica cuando le preguntaron por su estado.

Los problemas que generaban los inquilinos del piso tercero, letra B, han hecho que nadie se sintiera más sorprendido de la cuenta por cómo acabó la fiesta del último viernes. Raquel Martínez, la vecina que vive en el piso situado justo encima de la vivienda donde ocurrieron los hechos, explicaba que "el resto del tiempo eran muy tranquilos, pero en fin de semana...". "La verdad es que los viernes se mamaban y la liaban", confirmaba otro vecino.

La casa cuenta con más inquilinos extranjeros (rumanos y moldavos) con los que los vecinos declaran que mantienen una relación "excelente". Está ubicada en la zona vallecana conocida como Colonia de los Taxistas. El vecino ilustre de la finca es Filiberto Serradilla, el conductor que hace dos años devolvió 4.000 euros a un cliente que se los había dejado en su coche. "Los dos trabajaban. Él en la construcción", explicaba Filiberto, al que despertaron los lloros de Jacqueline. "El rubito era muy agradable", recuerda una vecina sobre Vasile. "Vino a nuestra casa para una reparación de fontanería", contaba su marido. Los dos miembros de la pareja y el tercer inquilino salían temprano a trabajar. La mañana de ayer el compañero de piso ya se había ido, coinciden las versiones. Este fin de semana los vecinos de Sierra de Cuerda Larga esperan que se hayan acabado las fiestas del tercero.

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