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PUNTO DE OBSERVACIÓN | OPINIÓN
Columna
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Los hilos financieros

Soledad Gallego-Díaz

Angela Merkel fue inusualmente dura el pasado miércoles: "Sería un escándalo y una desgracia que bancos que nos han colocado al borde del abismo hubieran tomado parte también en la falsificación de estadísticas de algunos países de la Unión". Se estaba refiriendo seguramente a la investigación abierta para determinar si el déficit de Grecia es superior al calculado hasta ahora y si algún banco (todas las miradas se dirigen a Goldman Sachs) ayudó a ello mediante alguno de sus novedosos instrumentos de contabilidad creativa. El actual Gobierno griego mantiene que sus predecesores pagaron 300 millones de dólares a Goldman Sachs para disfrutar de su asesoramiento y de alguno de esos instrumentos de ingeniera financiera, que eran, asegura, perfectamente legales en su momento. Merkel estaba furiosa porque en los recientes ataques especulativos contra el euro (que no tienen que ver con conspiraciones sino con ganancias) se filtró, según se asegura en el estupendo blog Coulisses de Bruxelles, información interesada, en poder de muy pocas manos, y se identificaron algunos actores, como el fondo especulativo de John Paulson y, oh sorpresa, el propio Goldman Sachs.

Alemania va a poner todo su empeño en controlar el BCE. Su candidato para presidirlo es del sector más estricto

Lo fabuloso del mundo de los bancos y de los financieros es que cuando se coge un hilo y se empieza a tirar se terminan descubriendo auténticas maravillas, piezas dignas de grandes obras dramáticas, historias apasionantes en las que el dinero, la especulación y el enredo formarían argumentos dignos de Shakespeare.

Admiren si no este hilo: el vicepresidente de Goldman Sachs encargado de los asuntos europeos (Grecia incluida) entre enero de 2002 y 2005 fue un italiano, Mario Draghi, que ahora es el gobernador del Banco de Italia y que aspira, o aspiraba mejor dicho, a presidir nada menos que el Banco Central Europeo, es decir, el organismo encargado de vigilar que no se hagan trampas contables en las cuentas de los países de la zona euro y de defender la moneda única europea de los ataques de los especuladores.

Draghi es un reconocido economista que saltó, en 1991, del Banco Mundial a la dirección general del Tesoro de Italia. El elegante doctor por el Instituto de Tecnología de Massachusetts (el famoso MIT), alumno predilecto del premio Nobel Robert Solow, fue el encargado de privatizar las empresas públicas italianas, un trabajo que le acarreó muchas críticas, pero que, misteriosamente, le hizo imprescindible a los ojos del stablishment de su país, hasta el extremo de que resistió diez años en el puesto, lo que quiere decir que vio pasar casi a diez gobiernos diferentes. Cuando se hartó de presidir el Comité de Privatizaciones fue cuando le contrató Goldman Sachs, en 2002. Salió del banco de negocios norteamericano en enero de 2005 y algunos meses después fue elegido gobernador del Banco de Italia, puesto que ocupa en la actualidad.

La espectacular carrera de Draghi, que ahora cuenta con 63 años, debería haber acabado como candidato a presidente del Banco Central Europeo, un cargo que abandonará el francés Jean-Claude Trichet en 2011. Muchos creían que Draghi daría el primer paso este mismo mes de febrero sustituyendo a un vicepresidente del BCE que acababa su mandato, pero el cargo ha ido finalmente para un portugués. Quizás el monumental enfado de Angela Merkel con los bancos de negocios tenga algo que ver.

La guerra por la presidencia del Banco Central Europeo no ha empezado todavía, pero algunos creen que en estas circunstancias Alemania va a poner todo su empeño en controlarlo. Su mejor candidato, como ya ha informado este periódico, es el propio gobernador del Bundesbank, Axel Weber, de 52 años, que ha desarrollado toda su carrera en la universidad. No tiene por qué ser una gran noticia para España, todo sea dicho, porque es un perfecto representante del sector más estricto del BCE, empeñado en poner la lucha contra la inflación por encima de cualquier otro principio, crecimiento económico incluido.

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