Baño y masaje en el Camp Nou
El Barça abate al Racing después de que Iniesta, Henry y Márquez se reencontraran finalmente con el gol
Abatido en el Calderón, el Barcelona se levantó ayer con una reparadora victoria ante el Racing. Aunque el Camp Nou pedía la victoria, por descontado, la hinchada estuvo más pendiente del equipo y de sus futbolistas que del marcador. La de anoche era al fin y al cabo una jornada valle, de recuperación, de entretiempo, una vez perdido el encuentro con el Atlético y camino de Stuttgart, escenario de la reaparición en Europa. Ayer había que recuperar las buenas sensaciones después de un tiempo de desconfianza por tanta lesión, por las sanciones de los centrales, por los malos momentos que se acumulan cuando no media partido entre semana y es difícil digerir una derrota en un equipo ganador. Nadie entendió mejor las necesidades azulgrana que el Racing, que se venció de forma facilona, vestido de samaritano como acudió al campo cuando los números de visitante le identificaban como el demonio.
BARCELONA 4 - RACING 0
Barcelona: Valdés; Puyol (Jeffren, m. 67), Piqué, Márquez, Maxwell; Iniesta, Touré (Thiago, m.75), Busquets; Messi, Bojan y Henry (Pedro, m.75). No utilizados: Pinto, Chigrisnki, Milito y Jonathan.
Racing: Coltorti; Crespo, Henrique, Torrejón, Oriol; Toni Moral (Arana, m. 59), Diop, Lacen, Óscar Serrano; Canales (Luis García, m.76) y Xisco (Luisma, m. 70). No utilizados: Mario, Pinillos, Moratón y Espolita.
Goles: 1-0. M.6. Iniesta, con la zurda. 2-0. M. 28. Henry, de falta. 3-0, M. 33. Márquez, de falta. 4-0. M. 83. Thiago, después de tocar en un defensa cántabro..
Árbitro: Fernández Borbolán. Mostró la tarjeta amarilla a Toni Moral, Márquez, Touré, Oriol, Henry, Óscar Serrano y Henrique.
Camp Nou: 75.935 espectadores.
El tanto de Thiago fue el mejor colofón al partido 100 de Guardiola y a la fiesta de la cantera
Rebajado en la alineación a propósito por las tarjetas que negociaron la semana pasada Tchité, Munitis y Colsa, el plantel de Portugal se abrió de piernas y firmó una rendición en toda regla. Al poco de empezar marcó Iniesta, cosa que no pasaba desde el eterno gol de Stamford Bridge, después de que Crespo cerrara mal un balón profundo de Márquez y el volante empujara la bola a la red con la zurda. La función se puso tan dulce que hasta Henry se reencontró también con el gol a la salida de un golpe franco, toda una novedad porque el francés no daba con la portería contraria desde el 2 de diciembre en Jerez y se había presentado en el Camp Nou con tanta jaqueca que iba a ser suplente si Ibrahimovic no se hubiera quejado antes del tobillo derecho. Incluso Márquez se permitió marcar también su primer gol de la temporada en una nueva falta bien ejecutada. Ausentes Xavi, Alves e Ibrahimovic, la rueda de los francotiradores se amplió a Márquez y Henry para suerte del equipo barcelonista, muy puesto en la faena.
Jugó el Barça con tanta comodidad y soltura que no sólo se reencontró con la victoria sino que se apuntó una goleada con los jugadores más discutidos, Henry y Márquez, y con el niño mimado del barcelonismo, Iniesta, el jugador al que todo el mundo le quiere bien, un futbolista delicioso y delicado. Iniesta, y el propio Barcelona, se parecen a veces a un purasangre, un caballo que necesita de los mejores cuidados, inalcanzable cuando está en forma y especialmente sensible al menor constipado, noble en la victoria y también en la derrota.
Los azulgrana atacaron bien y enfilaron mejor al Racing porque se perfilaron estupendamente a partir de los dos centrales. Los cambios de orientación de Márquez y Piqué, siempre abiertos, le dieron aire y recorrido al equipo de la misma manera que Iniesta funcionó en el puesto de Xavi.
En un partido tan goloso y resuelto a las primeras de cambio, el único que no parecía estar a gusto en la cancha era Messi, un fuera de serie que precisa de la dificultad y de la presión para marcar la diferencia. La pulga sólo llamó la atención cuando se tocó la pierna derecha. El suspense fue de película hasta que el argentino se puso a caminar con la misma flema que antes se había parado. No pasó nada y Messi continuó como si el partido no fuera con su forma de ser. Igual de descolocado se sintió Canales, insultado a partir del minuto de silencio guardado por la muerte del ex jugador Jaume Rigual. No marca Canales desde que fichó por el Madrid. La joven figura prefirió el blanco al azulgrana y en el Camp Nou le dejaron en fuera de juego por su elección.
El partido acabó por hacerse muy largo. El baño y masaje abona la relajación, y el Barça se durmió después del descanso, cuando ya había saltado de la camilla, recuperado por los goles, por el juego, por el visto bueno del rival. Únicamente la ruleta de los cambios ayudó a pasar el rato. A la gente le ha dado por contar a los jugadores de la cantera que acaban el partido, y ayer fueron nueve, la mejor manera de celebrar el partido número 100 de Guardiola. El gol de Thiago Alcántara después de un quiebro celestial del reaparecido Messi, fueron el mejor punto y final de la fiesta. Anoche se imponía una jornada de reanimación, sin sobresaltos para el barcelonismo, y el encuentro en este sentido fue una delicia.
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